La ultraderecha en Tel Aviv

Diario Sur, 25-10-2006

AUNQUE pudiera temerse que la entrada de la formación ultraderechista ‘Israel Beiteinu’ en el Gobierno de coalición israelí – decidida en las últimas horas para consolidar la frágil mayoría de Eohud Olmert – supondrá un decisivo cambio en la orientación del Ejecutivo, todos los indicios apuntan a que no habrá modificaciones significativas en la política en relación con los palestinos y un eventual proceso de paz. De hecho desde el fiasco en Líbano el pasado verano, el primer ministro israelí ya reconoció que su objetivo de impulsar una nueva retirada en Cisjordania hacia un plan de búsqueda de las fronteras definitivas del Estado, se ha quedado en el cajón del olvido, por el momento.

Así pues, el radical derechista Avidor Lieberman no tendrá que convencer a Ehud Olmert de que retire el plan porque la agenda del Ejecutivo no contiene ahora nada que pueda reactivar el sedicente proceso pacificador. Otras razones menos subrayadas también lo explican, entre ellas el hecho de que a la administración Bush le quedan unos catorce meses en el poder y nada hace pensar en un nuevo esfuerzo diplomático en Oriente Próximo que no sea consolidar la paz en el sur del Líbano.

Lieberman es un ultra que recurre a escandalosos tics xenófobos antiárabes, tiene el viento en popa tras lo sucedido en Líbano – sur hace tres meses y, sobre todo, once diputados que han sido vistos por Olmert (con 67 no muy bien avenidos de un total de 120) como un tesoro: los 78 resultantes al ampliar la coalición permitirán aprobar los presupuestos, amenazados por el ala izquierda laborista, y, sobre todo, durar, que es lo que busca en procura de mejores tiempos y mejor imagen.

Lieberman recibirá una extraña cartera que él ha ideado para ocuparse de lo que más le interesa: el Irán y su programa atómico. Será ministro de ‘Asuntos Estratégicos’ y se dedicará a diseñar planes para acabar con esa amenaza y reforzar el poder militar israelí, lo que le llevará con probabilidad a inevitables roces con ministerios como Defensa y Asuntos Exteriores que algo tienen que decir y cuyos titulares, Amir Peretz y Tzipi Livni, son muy celosos de sus atribuciones.

Los laboristas, a quienes hace poco aún se habría supuesto incompatibles con Lieberman y los suyos, transigirán sin rechistar, porque lo último que desean son elecciones anticipadas. Prefieren una coalición cosida por el fracaso y ganar tiempo a los viejos principios y a las referencias ideológicas.

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