La Fiscalía de Madrid ve «imposible» legalizar las bandas latinas

ABC, 25-10-2006

PABLO MINGOTE

MADRID. La banda de los Latin King no renuncian a la violencia. Es más, consideran que es la única forma de mantener sus territorio. Por eso, Pilar Méndez Mateos, fiscal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid, aseguró ayer que es «imposible» legalizar a la banda igual que se ha hecho en Barcelona con este grupo y con los Ñetas – a propuesta del Ayuntamiento de la Ciudad Condal ahora se les considera como una organización cultural – después de que se comprometieran al abandono de la violencia.

Desde los asesinatos cometidos por los Latin Kings a finales de 2005 en la Plaza Elíptica y Ciudad Lineal, las Fuerzas de Seguridad decidieron que había que actuar contra estos grupos de forma contundente: el resultado fue la `operación pañuelo´, en la que se descabezó a la cúpula de la banda. Antes de las detenciones, los menores «reconocían con orgullo y sin ningún problema ser `reyes´ o `ñetas´», afirma Méndez Mateos, mientras que ahora se mantienen mucho más ocultos, actúan con más cuidado y tratan de ser discretos. Por eso, la Policía y la Guardia Civil han organizado durante esta semana unas jornadas sobre `Casos de Seguridad y fenómenos sociales emergentes´ en las que se presta especial atención a las bandas latinas. Expertos en la materia adiestrarán a los agentes en la detección de los violentos para lo que se les explica las zonas en las que se mueven, qué símbolos usan, sus ceremonias, los tatuajes que llevan, la forma de vestir.

Descenso de la actividad

Un teniente de la Subdirección General de Operaciones de la Guardia Civil, un experto en bandas latinas que prefiere no ser identificado, afirmó que en Madrid hay seis grupos importantes de estas características que se encuentran operativos, aunque sus actividades delictivas se han reducido mucho desde la `operación pañuelo´, cuando fue detenido el máximo dirigente de los Latin Kings, conocido como `King Wolverine´.

Preguntado sobre si estas bandas suponen un grave riesgo para la seguridad ciudadana, el teniente contestó que «no hay que ser catastrofista, hay problemas mucho más graves. No podemos tacharlo como el gran problema de la seguridad, aunque sí hay que tenerlo en cuenta».

Las Fuerzas de Seguridad calculan que las bandas latinas que operan en la Comunidad, están integradas por entre 150 y 170 jóvenes de procedencia latinoamericana, entre los que destacan cuatro `capítulos´ – así se autodenominan estos grupos – de Latin Kings, de los que dos se sitúan en la capital, donde también hay otros dos de Ñetas, igual número de Dominican Don´t Play. Completan este mapa de las bandas en Madrid un grupo de los denominados Forty Two y otro de los Trinitarios.

Legalización de bandas

Sobre la posible legalización de las bandas al modo catalán, ninguno de los responsables policiales quiso valorar el hecho por tratarse de una cuestión «política», y destacaron que ellos se dedican a perseguir a las personas que siguen cometiendo delitos. Sin embargo, señalaron la posibilidad de que haya miembros o sectores dentro de las bandas latinas que estén intentando dejar la violencia.

El teniente de la Guardia Civil precisó que pese a que los Latin Kings catalanes hayan abandonado la violencia no se tiene constancia de que el grupo pueda estar dividido. y que «es demasiado pronto para hablar de eso», El mando del Instituto Armado aseveró que es «muy complicado» abandonar una de estas bandas cuando se ha ingresado en ella, pero no imposible. «Llegado a una cierta edad y con cierto peso específico, la dificultad es menor y de hecho se suele abandonar. Es un comportamiento pasajero igual que en el caso de las bandas juveniles en otros ámbitos», concluyó.

Los menores

Un grupo de estas características ejerce una gran atracción sobre los menores, que ingresan en las bandas a partir de los 13 años. La seguridad que ofrece el grupo, la sensación de pertenencia y arraigo a algo, frente a que muchos de ellos se sienten injustamente tratados, discriminados y que forman parte del fenómeno de una inmigración ilegal a la que socialmente no se quiere.

Pero ese idealismo «desaparece con el tiempo y todos saben muy bien cuál es su función y con el paso del tiempo saben que la forma de ascender dentro del grupo es, sobre todo, mediante la comisión de delitos», dice la fiscal Pilar Méndez.

Con demasiada frecuencia los menores que forman parte de las bandas son vejados y maltratados física y psíquicamente, cuando comenten faltas como no asistir a las reuniones o retrasarse en los pagos semanales de las cuotas – entre 3 y 5 euros – , lo cual se castiga con palizas, requisamiento de los objetos personales o retenciones durante un par de días.

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