El ultraderechista Lieberman confirma su entrada en el Gobierno israelí
El Mundo, 24-10-2006Aboga por la expulsión de la minoría árabe del país y considera «inevitable» un conflicto con Irán El extremista israelí Avigdor Lieberman confirmó ayer que su entrada en el gabinete liderado por Ehud Olmert es ya una certeza, en un acontecimiento político que el diario Haaretz calificó de «nueva conmoción» para el país.
La presencia de Israel Nuestra Casa en la coalición gubernamental cimentaría su estabilidad al darle el apoyo de 78 de los 120 diputados del Parlamento, pero ha generado un aluvión de críticas entre la minoría árabe – a cuyos representantes exigió «ejecutar» en mayo por mantener contactos con Hamas – y la izquierda.
Los medios de comunicación locales aseguran que Lieberman ocuparía el cargo de viceprimer ministro y la nueva cartera de Amenazas Estratégicas, lo que le haría responsable de los asuntos relacionados con el programa nuclear que auspicia Irán. En una reciente entrevista publicada en el semanario Newsweek, el ultraderechista opinó que un conflicto militar con ese país «es inevitable».
«El principal asunto es la amenaza iraní y no quiero pensar qué pasará en un año o dos si no actuamos ahora. Estados Unidos no hará nada debido a la debilidad de Bush, así que son ellos contra nosotros», afirmó durante la jornada por si quedaba alguna duda de cuáles son sus intereses más inmediatos.
Para activistas árabes israelíes como Shawki Khatib, presidente del Alto Comité de Observación Arabe, Liberman es el jefe de un «partido fascista. La existencia de una figura política que llama a expulsar a la minoría árabe de Israel debería ser una luz roja para la sociedad israelí».
«Lieberman es quizás el político más peligroso en la historia del estado de Israel», señaló el profesor Zeev Sternhell, un conocido experto en fascismo y totalitarismo en la Universidad Hebrea. Hasta integrantes del actual Gobierno, como el laborista Ophir Pines Paz, han advertido que poner a Lieberman al mando de Amenazas Estratégicas es «una broma, porque él es la amenaza».
Nacido en Moldavia en 1958, Lieberman emigró a Israel en 1978 y reside en un asentamiento instalado en la Cisjordania palestina. Su credo ideológico quedó plasmado en el libro Mi Verdad, donde abogó abiertamente por la «transferencia» – sus detractores la califican de pura limpieza étnica – de los más de 1,3 millones de árabes israelíes cuyas ciudades deberían ser entregadas a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) a cambio de la anexión de la mayor parte de Cisjordania.
Lieberman defiende un supuesto plan de paz que llevaría a establecer de facto un sistema muy similar al que rigió en la Sudáfrica del Apartheid, con 4 batustanes palestinos en Cisjordania y uno en Gaza sin conexión entre ellos. «Éste es un conflicto entre dos civilizaciones. No creo en la coexistencia», aseguró en la misma conversación con Newsweek.
El fundador de Israel Nuestra Casa también atesora un polémico pasado en el que la policía investigó sus posibles vínculos con la mafia rusa y con un turbio traficante de diamantes en Africa. Según el conocido columnista israelí Nahum Barnea, del diario Yediot Aharonot, «la estructura israelí está dividida en dos: quienes creen que Lieberman es un monstruo neofascista, un enemigo de la Ley y de la democracia, y aquellos que creen que es el salvador nacional, el único político que tiene el coraje de ofrecer la solución correcta y llevarla a la práctica».
El periodista de Haaretz, Gideon Levy, popular por sus artículos de denuncia sobre los excesos de su país, considera por el contrario que el ascenso de Liberman tan sólo confirma «la verdadera cara de la opinión pública en Israel: más ultraderechista y extremista que nunca».
La posible entrada en el gabinete de la ultraderecha augura asimismo un recrudecimiento del conflicto que libran israelíes y palestinos en Gaza, donde militares y otros ministros de Olmert requieren una invasión a gran escala al estilo de la ofensiva que lanzó el Ejército contra Cisjordania en 2002. Ayer, en este territorio murieron siete palestinos en una acometida de los uniformados israelíes que el presidente de la ANP, Abú Mazen, calificó de abominable masacre. Al menos tres de las víctimas eran milicianos, según Reuters.
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