Gracias a José Luis Rodríguez Zapatero, los líderes europeos hablaron ayer
de nuevo sobre inmigración, e incluso, algunos de ellos, volvieran a
arremeter contra las regularizaciones en España. Durante el almuerzo, y
tras la introducción del tema llevada a cabo por Zapatero, el presidente
francés, Jacques Chirac, criticó la actuación del Gobierno español el
pasado año. «No vamos a juzgar las políticas de regularización que realiza
tal o cual país. Se hacen por razones morales o políticas que sólo a ellos
les afectan. Pero todos los países que están en Schengen sufren las
consecuencias que comportan estas regularizaciones», destacó Chirac, al
tiempo que defendía a su ministro de Interior, Nicolas Sarkozy, que
durante la cumbre de inmigración que se celebró en Madrid a finales de
septiembre, criticó la regularización de más de 500.000 «sin papeles» en
España. Por su parte, Zapatero destacó la necesidad de abordar la
inmigración de manera conjunta y propuso una serie de medidas, como la
creación de oficinas de información en terceros países, que permitan
«desbaratar» las mafias e informar de las necesidades reales de trabajo en
la UE. Zapatero planteó modificar el derecho del mar, de modo que en caso
de rescatarse inmigrantes ilegales en alta mar no se les trate como
náufragos y se les traslade al puerto más próximo o al país de bandera del
barco.