ENRIQUE SERBETO,

ENVIADO ESPECIAL

LAHTI (FINLANDIA). La emigración pierde fuerza en el debate europeo. La cumbre informal de los veinticinco que se inicia hoy en la localidad finlandesa de Latí tenía que haber sido la reunión consagrada a la inmigración, pero al final el tema se ha descolgado de la agenda. Prácticamente, la única concesión de la presidencia finlandesa ha sido el haber previsto que durante el almuerzo el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero pueda hacer una mención al tema, pero se trata de una alocución en la que solo intervendrá él y de la que no se espera que se desarrolle un debate.

La presidencia finlandesa ha declarado que los temas de inmigración quedan de momento aplazados a la cumbre de diciembre, en la que por otro lado es posible tomar decisiones, en lugar de esta reunión informal en la que no se esperan acuerdo concretos.

Finlandia, molesta

Los finlandeses están un poco molestos con el Gobierno español, puesto que se pusieron en la primera línea cuando España pedía medios técnicos aéreos y marítimos para vigilancia costera en Canarias, en plena crisis de los cayucos, y desde Madrid nunca se llegaron a utilizar y los aviones que ofrecía este país no llegaron ni a ponerse en ruta. Tratándose de una medida simbólica, los factores técnicos eran mucho menos importantes que los de visibilidad política. En consecuencia, parece natural que en lenguaje diplomático los finlandeses hayan deducido que la emigración es ya un problema menos acuciante en España y que ya no era necesario subrayar los asuntos concretos en esta cumbre.

La agenda de la cumbre de diciembre está aún abierta y no se descarta que para entonces el ambiente en la UE haya mejorado y se hayan olvidado las críticas que ha suscitado la regularización masiva de inmigrantes, que ha sido el argumento utilizado más frecuentemente para atacar las posiciones del Gobierno español, tanto en las reuniones de ministros de Exteriores como las de Interior y Justicia.

La intervención monográfica de Zapatero, sin embargo, será una de las primera ocasiones en las que el presidente del Gobierno abandera públicamente una discusión en una reunión del Consejo Europeo.