CiU está a punto de montar, si llega al Govern, una especie de universidad de la inmigración. Se trata de otorgar «créditos», mediante un «contrato voluntario», a los recién llegados que acrediten su «arraigo» en la sociedad catalana. Los beneficiarios podrían obtener «ventajas» en la obtención de servicios del Estado del Bienestar, más allá del universal acceso a la educación o a la sanidad.

Lo que Mas propone es que cada inmigrante tenga una especie de carné por puntos a imagen y semejanza del que recientemente se ha impuesto para los conductores. Sin embargo, en el caso de los inmigrantes los puntos no se perderán por cometer infracciones, sino todo lo contrario, se ganarán a medida que se vaya adquiriendo y demostrando la adquisición de catalanidad por parte de su titular.

Artur Mas, candidato nacionalista a presidir la Generalitat, no fue mucho más concreto. Pero quedó claro que, si accede al Gobierno, piensa llevar al Parlament un proyecto de ley para discutir los términos de ese «contrato» para los inmigrantes.Entre los méritos que deberán acreditar los extranjeros para obtener esas «ventajas» está el de conseguir «un cierto nivel de catalán y también de castellano» y el de asumir «los principios y valores constitucionales y estatutarios».

Lo que el líder de CiU dejó claro es que esa «apuesta» de su partido por la inmigración real supone que todos acepten como «espacio común de referencia» los «valores, costumbres, leyes y cultura» de la sociedad catalana. Mas también anunció que, en caso de imponerse el 1 de noviembre, CiU pondrá a disposición del Estado a los Mossos «para reforzar los controles en las fronteras», porque «los cuerpos de seguridad del Estado son manifiestamente insuficientes».

El líder de CiU, que se presentó en el acto sobre inmigración rodeado del equipo que le acompañará si gana las elecciones – el único independiente era el director de la revista ONGC, Víctor Tarradellas – también se mostró partidario de reforzar la contratación de inmigrantes en origen desarrollando una «política propia de inmigración» de la Generalitat y de intensificar la lucha contra las mafias.

La propuesta de CiU para que los inmigrantes tenga su carné de puntos no fue bien acogida por el resto de las fuerzas políticas, que no tardaron en rechazarla. Para el presidente de ERC, Josep Lluís Carod – Rovira, la idea es «hipócrita» y «poco seria». «Los trabajadores extranjeros no vienen a hacer turismo o a ir a la academia Berliz», razonó.

En su opinión, «hay que ser un poco serio» cuando se habla de inmigración. «Me parece de una hipocresía inmensa cargar contra una cajera de supermercado colombiana porque no sabe aún catalán y no decir nada del hecho de que en su mismo supermercado todos los productos están etiquetados sólo en castellano por empresarios catalanes de toda la vida», resaltó. «Claro que queremos que los inmigrantes hablen catalán, pero ¿es que acaso no somos conscientes de que aún no lo hemos conseguido con algunos de los que llevan más de 40 años aquí?», añadió.

Mientras, el candidato de ICV – EUA, Joan Saura, tildó la propuesta de «barbaridad descomunal» y de «increíble», que, a su juicio, «puede fomentar la xenofobia». «Es increíble, es una de las barbaridades más descomunales, incluso denigrante que he oído nunca, esto no se hacía ni en la época feudal producir un sistema de puntos para ver si los inmigrantes que son buenos y pasan determinados exámenes, puedan tener determinadas facilidades», añadió.