La inmigración no será un asunto prioritario en la cumbre informal de la UE

La Vanguardia, 19-10-2006

FERNANDO GARCÍA – Corresponsal BRUSELAS

El problema de la inmigración ocupará un lugar discreto en la agenda de los jefes de gobierno de los Veinticinco durante la cumbre informal que les reunirá mañana en la ciudad finlandesa de Lahti. España y el resto de los socios mediterráneos pretendían que el reto de las crecientes oleadas de sin papeles que llegan a sus costas ocupara un lugar prioritario en la reunión.

La presidencia de turno de la Unión Europea, en manos de Helsinki, anunció ayer en cambio que el asunto se abordará “brevemente” tras el almuerzo de trabajo de los líderes. Esta sesión se consagrará íntegramente al tema de la energía, que será el punto principal del orden del día; el segundo es la innovación. Los gobernantes cenarán con el presidente ruso, Vladimir Putin, al que pedirán transparencia y trato razonable a las empresas europeas en las inversiones vinculadas al suministro y transporte de gas y petróleo.

Tal como los ministros de Exteriores acordaron hace mes y medio en Lappeenranta (Finlandia), será el presidente José Luis Rodríguez Zapatero el que introducirá en la cumbre, a los postres del almuerzo, el difícil dossier de la inmigración: una materia en la que el club comunitario carece de competencias sustanciales y donde los Veinticinco cooperan a partir de acuerdos multilaterales basados en su voluntad política.

La UE en general, y más en particular, Alemania, Holanda, Francia y Finlandia, ya ha dejado claro su postura. Antes del verano, una docena de países miembros prometió aportar medios (barcos, helicópteros, aviones y personal) para ayudar a España a frenar y gestionar la incesante y dramática llegada de cayucos a Canarias. Pero a la hora de la verdad sólo tres socios – Italia, Finlandia y Portugal- cumplieron adecuadamente su palabra. Tuvieron que llover las críticas y pasar los meses hasta que, hace dos semanas, los ministros de Interior llegaron a un acuerdo en firme para ampliar el insuficiente operativo de Canarias y prometieron a reforzar las fronteras marítimas del sur de la Unión.

El 25 de setiembre, con ocasión de la cumbre mediterránea que iba a celebrarse en Madrid días después, Zapatero y sus colegas de Italia, Francia, España, Chipre, Grecia, Malta, Portugal y Eslovenia enviaron una carta al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, en la que señalaban que “la cumbre informal de Lahti, el 20 de octubre, constituye una excelente ocasión para analizar la situación (de los problemas migratorios) con vistas a las decisiones operativas que podrían adoptarse en el Consejo Europeo de diciembre”. El presidente español acordó además con sus homólogos francés e italiano, Jacques Chirac y Romano Prodi, aprovechar la reunión de mañana para presentar una propuesta conjunta sobre la cuestión.

Falta por ver cómo los líderes conjugan sus anuncios de grandes propuestas y debates sobre inmigración en la cumbre con la brevedad impuesta por la presidencia para tal discusión. Helsinki esgrimió la corta duración de la cumbre y su carácter no decisorio para justificar la poca relevancia otorgada en ella al tema que tanto preocupa a España.

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