Del retorno con la familia a la reagrupación

La Vanguardia, 17-10-2006

JOSEP PLAYÀ MASET
Cuando se hacen encuestas entre los inmigrantes de Latinoamérica, un porcentaje alto (más del 60%) afirma que su intención es quedarse sólo unos años (cinco suele ser la cifra máxima), ahorrar dinero y regresar a su país y montar un negocio. Este objetivo es el que justifica que lleguen maridos o mujeres solos, y que dejen a sus hijos de escasa edad al cuidado de los abuelos. Con el paso de los años la realidad se impone y no siempre ese deseo inicial se cumple, pero falta aún perspectiva para saber qué porcentaje de esos 400.000 ecuatorianos, 238.000 colombianos, 136.000 argentinos, 132.000 bolivianos y 87.000 peruanos regresará a su país de origen.

El caso de los latinoamericanos no se repite entre los marroquíes o subsaharianos, que tienen muy claro que vienen para quedarse y reniegan de África. Y lo mismo sucede con los inmigrantes de la Europa del Este que marchan desencantados de una inacabable transición al capitalismo que no les ha deparado la ansiada recuperación económica.

Pero esa decisión de retorno al país de origen se modifica incluso entre los más convencidos. Claudia Pedone, doctora en Geografía Humana de la Universitat Autònoma de Barcelona, lo explicaba ya en el 2000 en un artículo sobre “Trayectorias y estrategias migratorias de ecuatorianos en Murcia”. “El envío de ahorros a los familiares – escribe Claudia Pedone- siempre se vio acompañado por la idea del retorno. Sin embargo, la agudización de la crisis económica en Ecuador y la dolarización de su economía por un lado y, por el otro, el acceso a los bienes sociales colectivos en el lugar de recepción son factores determinantes en las estrategias que llevan a cabo los inmigrantes. Por ello, los que han conseguido un contrato de trabajo y comienzan con su proceso de obtención de papeles barajan la posibilidad de reunirse con su familia en España. La idea de capitalizarse para vivir nuevamente en su país poco a poco empieza a revertirse”.

Algunas encuestas permiten pensar que entre los ecuatorianos hay un numero más elevado de familias repartidas entre España y Ecuador que entre otros colectivos. Al menos una cuarta parte de esos inmigrantes han dejado su cónyuge y/ o hijos en Ecuador. Por eso no sorprende que ahora lleguen esas colas para lograr la reagrupación, único dato de referencia a la espera de que el ministerio facilite datos reales sobre las demandas en los últimos dos años.

Desde las asociaciones de inmigrantes se destaca otro aspecto, el papel decisorio de las mujeres latinoamericanas, que los estudios sociológicos aún no han tenido tiempo de reflejar. La última investigación de la Fundació Jaume Bofill indica que las mujeres representan el 54% de los ecuatorianos en Catalunya, el 55% de los colombianos, el 56% de bolivianos y el 55% de peruanos. Son mujeres que han tomado la iniciativa de emigrar, en muchos casos solas, que han abandonado incluso a sus hijos y que ahora con sus ahorros mantienen al resto de la familia. En sus manos está el futuro de estas familias y probablemente ellas eligen en muchos casos quedarse y traer a sus hijos y a sus cónyuges. La distancia propicia también muchos casos de separaciones, lo que potencia aún más la autoridad de la mujer en el contexto familiar. Su independencia económica va pareja también con un proceso de liberación personal.

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