Todos a España en familia

Alud de peticiones de inmigrantes ecuatorianos para reunirse con sus familiares

La Vanguardia, 17-10-2006

Tras el proceso de regularización, que afectó especialmente a los latinoamericanos, ahora empieza otra etapa migratoria basada en la reagrupación familiar. El colectivo ecuatoriano pide en masa traer a sus cónyuges e hijos a España

JOAQUIM IBARZ – Enviado especial QUITO
“Dentro de dos semanas viajo a l´Hospitalet a reunirme con mi marido, Juan. Hace un mes me envió el dinero para el billete, pero hasta ahora no me dieron el visado. Fue difícil conseguir cupo porque los aviones van muy llenos”, comenta Luisa Binilla. Como ella, decenas de miles de ecuatorianos están haciendo las maletas para ir a vivir a España con sus padres, esposos, hijos…

El consulado español en Quito atiende una verdadera avalancha de solicitudes de reagrupamiento familiar. Según los datos del padrón a 1 de enero del 2006, en España había 395.110 ecuatorianos, una cifra notablemente inferior a la del año anterior, cuando se había llegado a los 475.000, porque ahora no aparecen aquellos extranjeros que no han acudido a renovar su inscripción, probablemente por hallarse fuera del país. A partir de esas cifras es previsible pensar que en pocos años, por efecto de la regularización el número de ecuatorianos se acerque al millón, sobre todo si se mantiene la actual demanda de visados por parte de familiares directos con derecho a reunirse con sus parientes.

Lo que ocurre en Quito se repite en Bogotá, Medellín, Barranquilla, Lima, La Paz, Buenos Aires, Rosario y otras ciudades iberoamericanas. El número de emigrantes en España aumenta de manera espectacular por el reagrupamiento familiar. Este fenómeno puede agudizar en algunas comunidades los problemas de escolarización de los niños que no cesan de llegar después del inicio de curso e, incluso, puede saturar los ambulatorios en determinados barrios que se han convertido en pequeños guetos.

El cónsul general de España en Quito, Antonio González-Zavala, explica a La Vanguardia que cuando un emigrante lleva un año con residencia legal tiene derecho a la reagrupación familiar si posee un trabajo estable y legal que no esté inmerso en la economía sumergida.

A principios del pasado verano se cumplió un año de la regularización masiva de más de 800.00 emigrantes que impulsó el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera. Desde entonces se han multiplicado las solicitudes de reagrupamiento, al que tienen derecho los cónyuges, hijos menores de 18 años y las personas de la tercera edad que demuestren que dependen de sus hijos.

“En Quito – declara González-Zavala- atendemos cada día de 130 a 150 solicitudes de reagrupamiento familiar. Estamos desbordados de trabajo. Tramitamos 200 visados al al día. Ya tenemos cubierto hasta finales de enero del 2007 el cupo de citas para recoger nuevas solicitudes de reagrupación familiar”.

Para evitar que los ecuatorianos pierdan tiempo en las colas que se forman ante el consulado, o tengan que comprar el turno a las pequeñas mafias que controlan las filas, González-Zavala ha puesto en marcha un sistema que agiliza los trámites: cuando el solicitante liquida la tasa de tramitación (entre 40 y 60 euros) en un banco, automáticamente se genera la cita consular gracias a un programa informático. Hay tal número de solicitudes que la cita se otorga con un plazo mínimo de dos meses. España va a abrir un segundo consulado general en Guayaquil.

El cónsul recuerda que la Constitución española establece regímenes preferentes para adquirir la doble nacionalidad con los países iberoamericanos con los que se tiene una vinculación histórica. En el caso de Ecuador, con dos años de residencia legal continuada anterior a la solicitud se obtiene ese derecho. Una vez posee la nacionalidad española, el emigrante ya puede solicitar ayudas para sus hijos. Los que regresan y se establecen de nuevo en su país dejan en suspenso la nacionalidad española.

Cuando en octubre del 2003 se impuso la obligatoriedad de visado para viajar a España, se detuvo en forma drástica el flujo de emigrantes sin papeles. Un total de 700 pequeñas agencias de viajes tuvieron que cerrar en Ecuador cuando entró en vigor la exigencia del visado para Europa.

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