El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, obtuvo ayer el pleno respaldo del primer ministro italiano, Romano Prodi, a su tesis de que la inmigración es una cuestión europea por lo que deben aumentarse los recursos y la cooperación para controlarla. Durante la reunión celebrada en Madrid, Zapatero y Prodi acordaron plantear propuestas conjuntas sobre extranjería en la próxima cumbre informal de la UE en Lathi (Finlandia) y en el próximo Consejo Europeo de Bruselas.


Además de más recursos y más cooperación, ambos países reclamarán un mayor control de las fronteras y la cooperación con los países africanos de procedencia de la inmigración. Según explicó Zapatero, la Unión Europea debería aumentar la ayuda al desarrollo en las zonas de origen de la inmigración irregular y fomentar flujos regulares de emigración desde esos países. Instó también a la UE a responsabilizar a todos sus miembros tanto en el control fronterizo en Europa como en «la cooperación al control de las fronteras de aquellos países de origen y tránsito».


Prodi explicó que la UE debería reforzar «la capacidad operativa, administrativa y financiera de la agencia para el control de las fronteras exteriores, Frontex», y la cooperación «entre todos para el control exterior de las fronteras». Explicó además que todos tienen intereses comunes en torno a la inmigración ya que «no es un hecho temporal o casual, sino sistemático».


Autocrítica de Zapatero


En la rueda de prensa, Zapatero fue preguntado por la candidatura del PSOE a la alcaldía de Madrid tras el rechazo de Bono a encabezarla. El presidente aplazó la designación hasta «cerca» de la fecha límite del 18 de noviembre y afirmó que las cosas se harán «bien». «Mejor de lo que lo hemos hecho la última semana», corrigió de inmediato. «He de decir a la prensa española que yo no soy candidato a la Alcaldía de Madrid», apuntó luego Prodi provocando la carcajada general, broma que Zapatero acogió con una sonrisa algo tensa.