"Nos hicimos ricos con la pobreza de África y ahora llegan cayucos como contrapartida"

Diario de noticias de Gipuzkoa, 15-10-2006

“Nos hicimos ricos con la pobreza de África y ahora llegan cayucos como contrapartida”

Ochagavía gesticula durante la entrevista.Foto: ruben plaza


jorge napal

donostia. El misionero Ángel Ochagavía ocupa en la actualidad el cargo de procurador de las misiones claretianas en Roma, donde dirige los designios de un sinfín de comunidades con “necesidades muy urgentes”. Este riojano ha realizado una visita relámpago a Gipuzkoa, donde ha trabado contacto con la ONG irundarra Fundación Buruntza, con la que comparte proyectos en países tan necesitados como Kenya, Uganda o Panamá.

Ha instalado desde hace dos años su residencia en Roma, desde donde gestiona proyectos en medio mundo. ¿Cómo acaba un riojano al frente de toda esa operación?

Los claretianos somos 3.100 misioneros repartidos por 64 países, en donde atendemos situaciones de necesidad urgente. Desde hace dos años ocupo el cargo de procurador de las misiones en Roma, un puesto que hasta ahora asumía junto al padre Paschal Amagba. Mi compañero ha sido destinado a Estados Unidos y me he quedado solo como cabeza visible. Pero Paschal había trabajado previamente en distintos proyectos con la Fundación Buruntza. Por eso he venido aquí, a retomar su trabajo y trabar contacto con los miembros de esta asociación.

Es un hombre acostumbrado a la acción, y ahora se ve entre despachos. ¿Cómo lleva su nuevo cargo?

He participado en misiones que incluso se pueden calificar de peligrosas. La verdad es que perder ese contacto diario con la gente se me hace un poco cuesta arriba…

Es usted un misionero de largo recorrido…

Dejé hace 42 años mi Albelda natal (La Rioja) y desde entonces he trabajado durante más de 25 años en la sureña isla de Mindanao, en Filipinas, donde las necesidades son acuciantes. Estuve durante una buena temporada destinado en Vietnam y Sri Lanka. En realidad, conozco mucho mejor la situación que vive Asia que África, aunque poco a poco me estoy poniendo al día.

¿Qué opina de que la esperanza de África viaje hoy en día en cayucos?

África ha estado hasta ahora alejada de la mano de Dios. Las grandes colonias nos hemos hecho ricas con su pobreza y ahora recibimos la contrapartida con la llega de cayucos. El futuro pasa por realizar grandes inversiones en este continente. Los misioneros son los únicos que siguen ahí, situados en esa frontera que llama a la conciencia social y religiosa. Nosotros sólo podemos ayudar en pequeños proyectos, pero el problema tiene un trasfondo de hondo calado. No sólo ocurre en África. Actualmente hay más de siete millones de filipinos fuera de su país. También conocí las consecuencias de la guerra de Vietnam, del comunismo posterior, con miles de personas que protagonizaron un éxodo migratorio sin precedentes… es un problema mundial.

¿Hacen falta hoy día más ingenieros, laicos con experiencia profesional, que evangelizadores?

Es cierto que el hambre no espera. En nuestra congregación apostamos por un modelo de trabajo que llamamos solidaridad y misión, en el que están involucrados más de un centenar de religiosos vascos. No es que se haya cambiado el modelo de trabajo sino que se ha complementado. Queremos ver crecer a personas con vida. Es decir, no se trata de predicar por predicar, sino de trabajar para ayudar a comunidades que lo están requiriendo en problemáticas muy concretas: Un dispensario en Nairoby (Kenia); una escuela profesional en Kiyunga (Uganda); una piladora de arroz en la provincia de Cocle (Panamá); una embarcación de limones en la provincia de Esmeraldas (Ecuador)…

Dirige una ONG de ámbito internacional que recaba fondos de entidades públicas y privadas. ¿Cuál es la respuesta de las instituciones vascas?

Del Gobierno Vasco desde luego no nos podemos quejar. No sé si por ser generoso, o por disponer de mayores posibilidades, pero el caso es que las ayudas son frecuentes. También es verdad es que a veces hay que tirarles de las orejas, cuando se inician proyectos que no tienen continuidad y no puede consolidarse el proyecto.

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