«Esto es insufrible. Toda la noche borrachos y con peleas»
Los vecinos denuncian la venta ilegal de bebidas y drogas en la zona
La Razón, 15-10-2006Madrid – Altas horas de la madrugada del sábado en la calle Almansa. Varios
grupos de jóvenes latinoamericanos y marroquíes se salpican a lo largo de
la acera recostados en las entradas de los portales. A la altura del
número 20 el grupo es más numeroso. Nos cuentan que en uno de sus pisos
podemos adquirir litronas u otros licores si es lo que buscamos. Música
latina a todo volumen suena de fondo. Beben, se ríen, se abrazan, bailan.
En unos segundos, en el cruce de la calle Almansa con Topete se empieza a
organizar tumulto. Dos jóvenes ecuatorianos se insultan y empujan entre
gritos de sus acompañantes. «Seguro que son de dos bandas», dice Rony, que
se ha acercado con sus amigos desde el final de la calle para ver qué es
lo que ocurría y si conocían a alguno de los implicados en la pelea. El
problema es conocido por todos: vecinos, inmigrantes, el Ayuntamiento y
Fuerzas de Seguridad, pero parece sin solución cercana. Es fin de semana y
se reproducen las broncas, los disturbios y las molestias que vecinos y
comerciantes están hartos de denunciar.
Tania, la joven
dependienta dominicana de la tienda de discos, nos advertía: «Ese portal
en el que viven muchos ecuatorianos es un desastre, toman desde el viernes
y empiezan abrazándose hasta que el domingo siguen tomando, se terminan
golpeando y tiene que venir la Policía». «El problema en estas calles es
que al haber tantas ligas se hacen muchas broncas», explica.
Eduardo lo sabe bien. Hace tres años que se independizó de sus padres y
se vino a vivir al número 15 de Almansa porque «es la calle más barata de
la zona». No se arrepentiría de la decisión si no fuese porque «los fines
de semana se ponen un montón de ecuatorianos o dominicanos en el 20 y
beben hasta las trancas. Siempre terminan molestando hasta el punto de que
he visto a algunas personas mayores que viven por aquí lanzarles cubos de
agua y hasta con lejía». Eduardo no hace demasiada vida por la zona, llega
a dormir pero cree que «en este barrio no hay convivencia, al contrario,
esto va a peor. En una esquina, marroquíes; en la otra, colombianos; y en
la de más allá, dominicanos, cada uno por su lado». El único consuelo
- bromea – es que «van a su bola con la droga y el alcohol, pero al menos no
te roban».
La Asociación de Vecinos de Cuatro Caminos – Tetuán
lleva años dialogando con el Ayuntamiento para buscar una salida a un
problema que parece anquilosado. Sus protestas no son nuevas – dice Fernando
García, que ha sido representante de la agrupación en los últimos años – ,
pero si hace falta las repetiremos hasta la saciedad para que nos den una
solución. «El fin de semana es algo escandaloso. Hay de todo: ruidos,
hasta las 4 o 5 de la mañana cantando, salen mamados y se enredan en
peleas. Y, por si fuera poco, la droga al alcance de todos. No dejan vivir
tranquila a la gente del barrio. Es un problema que para quien lo padece
es insufrible». Los vecinos llevan casi cuatro años de reuniones con los
responsables del Ayuntamiento. Los parches que se han planteado no han
llegado a cuajar, por ello, el representante vecinal incide en la
responsabilidad de la Junta de Distrito en el problema, a la que acusa de
«dar licencias, en ocasiones, a chiringuitos que al final terminan
vendiendo drogas y, en el día a día, mirar para otro lado».
La concejala de Tetuán, Dolores Navarro, reconoce la gravedad de la
situación y esgrimió que desde la Junta, con las escasas competencias que
tenemos, «hacemos un gran esfuerzo». «Conocemos el problema y por ello las
tres calles conflictivas son punto prioritario para la Policía». «La
situación se ha complicado por el volumen de concentración y la rapidez
con la que ha crecido la población inmigrante en el barrio», afirma.
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