Mossos armados y descalzos para no ofender al Islam
La Generalitat obliga a su Policía a ser respetuosa con los ritos
La Razón, 14-10-2006Barcelona – A partir de ahora va a ser difícil que los perros rastreadores
de drogas de los Mossos dEsquadra puedan buscar estupefacientes en una
mezquita. El motivo es que todo lo que sea canino es «non grato» para el
Islam. Es decir, no pueden entrar en los templos religiosos musulmanes.
Éste es uno de los muchos consejos para la Policía catalana que se
incluyen en la «Guía para el reconocimiento de la diversidad religiosa
dirigida a los servicios policiales de Cataluña».
Tiene
140 páginas y está editada por expertos de Unescocat, la delegación de la
Unesco en Cataluña, con la colaboración del Departamento de Interior de la
Generalitat. Cada uno de los capítulos está dedicado a una religión, y de
esta manera, encontramos recomendaciones sobre el budismo, hinduismo,
islamismo, judaísmo, sikhismo y también sobre el África subsahariana y sus
diversidades, y otras religiones chinas y japonesas, además de, por
supuesto, el cristianismo. Los consejos básicos tratan sobre fiestas,
costumbres, tratos personales, relación con la muerte y pautas
alimentarias.
Cataluña multiconfesional
Todo ello responde, según aseguró la consejera de Interior, Montserrat
Tura, a la necesidad de adaptarse a una Cataluña que ya no es ni
«bilingüe, ni monoétnica, ni monocultural ni monoconfesional». Los números
le dan la razón, al menos en el apartado religioso, porque en territorio
catalán existen 722 lugares de cultos religiosos no católicos, de los que
341 son evangélicos, 141 son salones del reino de los Testigos de Jehová,
139 oratorios islámicos, 28 budistas, 16 hinduistas, doce asambleas
bahai, doce iglesias adventistas, doce de ortodoxas, cinco sijistas,
cinco taoístas y dos sinagogas judaístas. Ante tanta multiconfesionalidad,
no hubo más remedio que ponerse al día y editar la guía. Los objetivos son
no herir susceptibilidades y facilitar la convivencia, según Tura.
A partir de ahora, los Mossos ya tienen a qué atenerse. Las principales
dificultades pueden llegar en el momento de pisar una mezquita. Aparte de
que los perros no están bien vistos por ahí, existe otro problema: tendrán
que ir descalzos si pisan las alfombras del templo. Fuera botas. Lo
curioso es que los perros también están más o menos vetados en los templos
hindúes y budistas. «Queremos que los agentes no cometan involuntariamente
alguna actuación que pueda herir la sensibilidad de los creyentes de una
determinada religión», apuntó la consejera.
La guía
está repleta de curiosidades, la mayoría de ellas desconocidas por la
sociedad occidental. Por ejemplo, para los hindúes una autopsia es una
agresión, porque son más partidarios de una incineración inmediata. Los
sikhs siguen la misma línea, pero aceptan la autopsia si el forense lo
requiere, lo que acaba resultando contradictorio porque se trata de la
única forma con la que se puede llevar a cabo la operación. Otro dato
aportado por la guía sobre los sikhs es que no les gusta ponerse casco
sobre el turbante, lo que aporta dudas sobre la seguridad de los
motociclistas de esta confesión. De la misma comunidad se recuerda que
cuando realizan su culto, el movimiento de piso a piso es constante,
además de que los rellanos estarán repletos de zapatos. Pero lo más
chocante es que el culto siempre va acompañado de cantidades ingentes de
alimentos, por lo que en esos momentos debe aplicarse a los pisos en
cuestión la misma normativa que un restaurante, aunque sólo en el caso de
que se cocine para todos los presentes.
Según la consejera, «conocer
los significados de los símbolos, las ceremonias y algunos de estos cultos
resulta del todo necesario para no caer en tópicos y estereotipos: saber
que es un ritual religioso puede ayudarnos a entender determinados
comportamientos, un conocimiento necesario si queremos que nuestra
sociedad sea más acogedora y respetuosa». «Vivimos en una sociedad diversa
y para servirla bien tenemos que conocerla a fondo», añadió.
Sobre los chinos, la guía aconseja no tomarse en serio si se ríen mientras
se les detiene. Al parecer, tienen la costumbre de intentar hacer los
paces o suavizar la situación mediante sonrisas. Se recomienda a los
Mossos que no se enfaden si en plena operación policial con ciudadanos
chinos como protagonistas estos sonrían o rían sin parar. Ello significará
en realidad que quieren congraciarse con los agentes, no que se estén
burlando. De la misma comunidad también se recuerda que celebran su Año
Nuevo a mediados de febrero.
Respecto a los subsaharianos, el gran
consejo es no hacer caso si hablan rápido o con un tono de voz muy alto,
porque la explicación es bien simple: es su forma natural de comunicarse.
De la misma comunidad también se explica que sus bautismos u otros tipos
de actos se convierten en celebraciones improvisadas, con música, danzas y
sobre todo, muchas conversaciones. El problema es que se alargan durante
toda la noche, con el correspondiente enfado vecinal.
Para Tura, «la
guía ayuda a entender que todas estas cosas que pasan en lugares públicos
no se pueden considerar asuntos de inseguridad, sino que son celebraciones
litúrgicas». Pero todo tiene un límite, incluso la religión. «Los límites
están en el respeto a la libertad de los demás, y éstos no se pueden
transgredir», añadió la consejera catalana. Lo que sí está claro es que a
partir de ahora los Mossos ya tienen su libro de cabecera, para poner en
la mesita de noche.
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