Un «sin papeles» llamado Peter Brook
El director europeo más reconocido reflexiona sobre la inmigración ilegal
La Razón, 13-10-2006M. A.
Los aficionados más veteranos presumen de haber visto en
Madrid la octava maravilla del mundo hace dos decenios: «Le Mahabharata».
Un montaje histórico de horas de duración que Peter Brook había creado en
1985 para el Festival de Avignon. Cuando se nombra a Brook suceden cosas
extrañas: genuflexiones, persignaciones, alabanzas. El inglés más
parisiense pertenece a ese reducido grupo de artistas que han alcanzado el
estatus de genio en vida y que todo el mundo trata con devoción. Por eso,
su paso por el Festival de Otoño de Madrid con «Sizwe Banzi est mort», la
más reciente de sus creaciones, es todo un acontecimiento. La última vez
que se le vio por España fue en 2003 con «La tragédie de Hamlet» (Festival
de Sagunto).
cartones
Ahora, Brook viaja hasta
la Suráfrica del «Apartheid» donde los negros precisaban de un pase para
poder moverse. «Sizwe Banzi est mort» es un montaje basado en el diálogo
que sólo requiere de unos cuantos cartones, un perchero, un par de cambios
de vestuario y una pareja de actores, por supuesto, negros (Habib Dembélé
y Pitcho Womba Konga), para trasladarnos hasta el drama de los «cayucos»
sin necesidad de nombrar esa palabra.
Nacido en Londres en 1925, la
actividad teatral de Brook se remonta a 1943, en el Torch Theater, donde
comenzó con «Dr. Faust». Le seguirían obras de Cocteau, Sartre,
Dostoyevski… Y su querido Shakespeare, cómo no. «Trabajos de amor
perdidos», «Romeo y Julieta», «Cuento de invierno», «El Rey Lear», «La
tempestad», «Tito Andrónico», «Hamlet»… Brook sigue dirigiendo, a la vez
que su figura crece, a las estrellas del momento.Y desarrolla una
frenética carrera en la ópera – de Covent Garden al Metropolitan – y en el
cine (ha rodado, entre otras, «El señor de las moscas», basada en la
novela de William Golding).
En sus apuestas teatrales se mezclan
modernidad y clasicismo con textos de Truman Capote, Graham Greene,
Jean – Paul Sartre, Arthur Miller, Jean Genet, Tennessee Williams o Peter
Weiss, y otros de Anouilh, Dürrenmatt, Shakespeare… En 1966 estrena
«Us», su primera pieza como autor.
Mientras tanto, algo
crece dentro de Brook, un sentido casi religioso, ritual, sagrado, del
concepto escénico. Sigue con devoción a Artaud, al Teatro de la Crueldad.
Su verdadera revolución estaba por llegar. Y no como director, sino como
maestro. Su libro «El espacio vacío», publicado en 1968, se convirtió en
la «Biblia» de buena parte de la profesión. Su visión descarnada y libre
de artificios del teatro, su concepto de la cuarta pared, del escenario
oscuro, configuró una escuela y convirtió a Brook en un gurú con alumnos
en todo el mundo. En 1971 funda en París el Centro Internacional para la
Investigación Teatral y cuatro años después establece su sede permanente
en el Théâtre des Bouffes du Nord, de donde procede este montaje que se
podrá degustar en el espacio único de La Abadía.
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