Inmigración
Hispanidad con ritmo y sabor a fritada
El Mundo, 13-10-2006Miles de hispanos celebraron ayer el 12 de octubre en la Casa de Campo. Música, baile a ritmo de bachata y comida típica fueron los protagonistas de una jornada festiva, que algunas empresas aprovecharon para ir a la caza de posibles clientes Magali, ecuatoriana de 28 años, se va este año a su país a pasar la Navidad. Está contenta, no hay más que verle la amplia sonrisa que esboza al contarlo. Ayer, Día de la Hispanidad, se sintió casi como en casa. «Aquí vengo a encontrarme con mi gente», decía en uno de los stands situados en la explanada junto al lago de la Casa de Campo, donde se reunieron miles de ciudadanos hispanos. Música, comida típica de cada país y marcas y entidades tratando de conquistar a los presentes marcaron una jornada donde el sol también quiso bailar a ritmo de bachata.
«La idea es avanzar en la integración», explicaba Arcángel Hernández de Navas, presidente de la Asociación 12 de octubre, encargada de la organización del evento. «Es una fiesta para todo el mundo, gente de fuera y autóctonos». Lo cierto es que de los últimos hubo más bien pocos. Quinta edición con algunas novedades, como la prohibición de meter comida al recinto – «por una cuestión de higiene y además porque dentro hay empresas que la venden» – , lo que a más de uno le supuso un disgusto antes de empezar la fiesta. Laura, 33 años, peruana de Carabanchel: «No entiendo la prohibición. He traído la nevera con cosas para los niños. ¿Qué voy a hacer yo con esto ahora?». Eran las 12.45 horas. Las colas a la entrada aún eran modestas. Seis euros por persona.
También este año han querido potenciar el lado social del encuentro. «Tenemos una oficina jurídica que orienta y ayuda a quien lo necesite», comentaba Arcángel. «Y hemos traído una empresa para ofrecer trabajo a la gente». Pero pocos había ayer en la zona que pensaran en eso.
Actuaciones en directo
«Yo quiero ver a Binomio de Oro», decía Olga Lucía, colombiana casada con ecuatoriano y madre de dos hijos madrileños, Bryan y Alex. Seis años en Madrid; primera vez que se pasaban por la fiesta. «Venimos a divertirnos con las cosas típicas de nuestros países». Llegaron antes de comer y la idea era alargar la visita hasta la noche. A las 20.30 horas estaba prevista la actuación del grupo, «nominado a los Premios Grammy».
Mientras, de fondo, Shakira y Paulina Rubio se dejaban querer. Cualquier lugar era bueno para mover las caderas. Hasta entre las mesas de los puestos se encontraba hueco. Amparo, 10 años en Madrid, trabajaba en El Rincón Ecuatoriano, «el restaurante de mi familia». El menú a base de fritada – carne de cerdo frita hecha con maíz tostado – y hornada – carne de cerdo al horno con patatas y ensalada – fue la estrella. A siete euros el plato, a las 14.00 horas no daban abasto. «¡Esto es una maravilla!», exclamaba Tania, 27 años, mazorca de maíz en mano.
Camisetas de Colombia, gorras con la bandera de Ecuador, pañuelos a la cabeza con los colores cubanos… Exaltación patriótica que quedaba resumida bajo el sentimiento de hispanidad. «Aquí somos iguales. Nos une la cultura y la lengua», afirmaba Raúl, boliviano residente en Leganés. La carpa empezaba a llenarse y en los puestos crecían las colas.
Narda Morales se movía por el recinto enfundada en una camiseta con la bandera colombiana y una gorra en la que se leía ¡Colombia es pasión!: «Es la primera vez que vengo». Lo hizo acompañada de sus hijos, Eylen y Sebastián, y de su marido. «Mi esposo lleva aquí seis años. Yo llegué con los niños en febrero de 2005». La distancia era insoportable. «Quiero que los pequeños se eduquen en Europa», decía el padre.
Pasada la hora punta de la comida, las marcas presentes en la cita habían llenado el escenario de gorros, viseras, globos, cintas para el móvil, mochilas… Había de todo un poco. Entidades bancarias vendiendo sus bondades, casas de telefonía móvil sorteando celulares… Hasta un stand de cirugía estética en Colombia que ofrecía paquetes con todo incluido. «Allá en mi país, los médicos tienen mucha fama», aseguraba Laura frente al cartel publicitario.
La fiesta echaba el cierre a las 24.00 horas. En el escenario se esperaban ritmos ecuatorianos, bolivianos, colombianos… «Hemos organizado hasta una discoteca para los jóvenes», contaba Arcángel. «Hasta ahora nos hemos preocupado de la integración de los adultos. Llega el momento de prestar atención a los jóvenes». Y están preparando una olimpiada del juego de la rana.
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