El Guggenheim de Bilbao le saca los colores al África negra

ABC, 12-10-2006

TEXTO: NATIVIDAD PULIDO

BILBAO. Una de las críticas que suele hacerse al modelo museístico Guggenheim es la excesiva «comercialidad» de sus propuestas. Atrás quedaron las dedicadas a Armani, las motos… Pero la exposición que puede verse desde hoy en el Guggenheim de Bilbao es una apuesta arriesgada y, desde luego, alejada de todo circuito comercial. «100% África» nos ofrece un paseo por el mejor arte africano contemporáneo. Con dos peculiaridades que hacen aún más atractiva la propuesta. Por un lado, se centra en el África subsahariana. Por otro, los artistas presentes no se han europeizado o americanizado, perdiendo parte de su esencia, sino que viven y trabajan en sus lugares de origen. El arco geográfico abarca de Senegal a Sierra Leona, de Costa de Marfil a Camerún, de Mozambique a Madagascar. Son 25 artistas de 14 países, que han «tomado» la tercera planta del edificio de Gehry con 650 obras de las más de 10.000 de que consta la Colección de Arte Africano Contemporáneo (CAAC). Algunas han sido creadas expresamente para la ocasión. Su propietario es el coleccionista italiano Jean Pigozzi, quien hace 15 años escogió para formar su colección «la zona más vibrante, creativa y poderosa, el África subsahariana», aunque se lamenta de que dicha zona no exista para los grandes museos del mundo. Su deseo, que esta muestra contribuya a que el arte africano se haga un hueco en ellos. Bien es cierto que las cosas están cambiando. Un buen ejemplo, la reciente apertura en París del Museo del Quai Branly.

«100% África» y la colección Pigozzi tienen un precedente claro en la gran exposición «Magiciens de la Terre», que celebró el Pompidou en 1989 y en la que los protagonistas fueron los continentes «olvidados»: África, Suramérica, Asia, Oceanía… El comisario de aquella muestra, André Magnin, repite en ésta. Reconoce a ABC que «hay muchas Áfricas distintas». De ahí que la heterogeneidad sea la nota dominante. Pero un nexo común les une: «Todos están relacionados con la comunidad. Es una de las realidades ineludibles de África, un arte que viene del pueblo. Estas obras muestran una fusión explosiva entre las tradiciones, creencias e intercambios culturales, el pasado y el presente».

Cuatro generaciones de artistas

Hasta cuatro generaciones de artistas se dan cita en el Guggenheim de Bilbao. Veteranos como Frédéric Bruly Bouabré (Costa de Marfil, 1923) – creador del alfabetó Beté, que documenta la tradición oral de su pueblo – , Efiaimbelo (Madagascar, 1925) o Seydou Keïta (Malí, 1921) conviven con jóvenes valores como Demba Camara (Costa de Marfil, 1970), Abu Bakarr Mansaray (Sierra Leona, 1970) o Pathy Tshindele (Congo, 1976). Sólo hay dos mujeres en la muestra: Seni Awa Camara y Esther Mahlangu, que ha instalado un coche multicolor en el atrio del museo. No faltan nombres consagrados como Bodys Isek Kingelez o Chéri Samba. Todo tiene cabida: máquinas intergalácticas, tótems funerarios, máscaras… Lo más interesante, una selección de excelentes fotógrafos que nos brindan una galería en blanco y negro «100% África».

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