Paul Robinson se convirtió anoche en el protagonista negativo, en el aspecto deportivo, de la jornada europea. El guardameta del Tottenham propició la derrota de la selección inglesa (2 – 0) al fallar estrepitosamente en los tantos de Croacia. Especialmente escandaloso fue el error en el segundo gol. El guardameta inglés no pudo controlar un pase atrás de su compañero Gary Neville y el balón acabó en el fondo de la portería británica.

Con la victoria, Croacia suma siete puntos, los mismos que el grupo de McLaren, a los que supera por diferencia de goles y porque tiene un partido menos disputado.

Antes del encuentro, la Policía detuvo a 16 seguidores croatas y cinco ingleses después de que aficionados de ambos países se enfrentasen en las calles de la capital croata. Ante la expectativa de que un alto número de aficionados de ambas nacionalidades se encontrasen en el centro de la capital croata, la Policía preparó un fuerte dispositivo con un récord de agentes diseminados por toda la capital.

No obstante, la mayoría de los detenidos participaron en peleas cerca de la zona de bares, después de haber estado consumiendo alcohol. «Con toda seguridad, no verán el partido esta noche», apuntó el jefe de la Policía de Zagreb, Marijan Tomurad.

La Policía estima que más de 2.000 aficionados ingleses se desplazaron a Zagreb para presenciar el partido en directo, por lo que el encuentro fue considerado de alto riesgo.

Por otra parte, la UEFA amenazó a la Federación Croata con expulsarle de la Eurocopa de 2008 si persisten los cánticos, menosprecios y gritos racistas entre aficionados, como sucedió el pasado agosto, cuando un grupo de sus seguidores formaron una esvástica nazi.