La hora del arte africano

El Guggenheim exhibe la vibrante producción de los artistas subsaharianos

La Vanguardia, 11-10-2006

100% ÁFRICA

Bilbao. Guggenheim. Av. Abandoibarra, 2. Tel. 944359000. www. guggenheim-bilbao. es Hasta febrero del 2007

TERESA SESÉ – Bilbao
Coleccionista bulímico (atesora casas, obras de arte y dicen que también mujeres…), playboy internacional y rico heredero del fundador de la marca de automóviles Simca, Jean Pigozzi, 54 años, es propietario de la más importante colección consagrada a creadores contemporáneos que viven y trabajan en el África subsahariana: la Contemporary African Art Collection (CAAC). Un conjunto de más de 10.000 obras que se ha convertido en una suerte de poderosa embajada ambulante de la que se alimentan salas de exposiciones y museos de todo el mundo. Su última parada, a partir de mañana, es el Guggenheim de Bilbao. La exposición se titula 100% África y presenta a 25 creadores africanos, pintores, dibujantes, fotógrafos, escultores, que tratan de sacudirse el sambenito de exóticos a golpes de belleza plástica y talento artístico. “Ya no podemos considerarlos sólo en términos de su origen geográfico, sino por la singularidad y el peso de sus obras”, aconseja André Magnin, que ha seleccionado las piezas. Magnin es de hecho el alma de la colección y se encuentra en el origen mismo del proyecto. Fue en 1989 y tuvo como espoleta la exposición Magiciens de la Terre,presentada ese mismo año en París y que por primera vez “reunía artistas de los cinco continentes, sin orden jerárquico ni geográfico, dejando que las obras hablaran por sí solas”. Pigozzi, que siendo disléxico no ha leído nunca un libro, pero allí por donde pasa no deja de visitar una galería o sala de exposiciones, quedó noqueado por la potencia de las propuestas de los artistas africanos, así que se puso en contacto con el comisario de aquella sección – y aquí vuelve a aparecer Magnin- y le encargó la puesta en marcha de una colección única (nadie había puesto atención a lo que allí se cocía y al fin y al cabo cualquiera de sus amigos tenía un Warhol o un Picasso en casa).

Magnin no ha parado desde entonces de ir al encuentro de los artistas. Viaja a Kinshasa, a Lagos, a Maputo, a Johannesburgo… Los llama por teléfono y acompaña en su trayecto. Intercambia correspondencia, observa la evolución de su producción a través de internet e incluso les encarga obra nueva. Es el caso, por ejemplo, de algunas de las que ahora se muestran por primera vez al público en Bilbao, en un montaje del diseñador Ettore Sottsass, quien ha transformado la tercera planta del museo, acomodando a cada artista en un espacio propio. No hay una África, hay muchas.

Todos los artistas, ya está dicho, viven y trabajan en África, y no desean cambiar esa situación. Sus obras escarban en su propia realidad, esto es, están íntimamente ligadas a la idea de comunidad, y a menudo hacen del humor su mejor arma. Hasta aquí los lugares comunes; luego, cada uno es un mundo. Desde el sabio marfileño Frédéric Bruly Bouabré, una suerte de enciclopedista iluminado, inventor de un alfabeto universal y autor de centenares de pequeños dibujos realizados con bolígrafo, soporte de una enciclopedia del conocimiento. También tienen su lugar, claro, los realistas, creadores de un arte popular (Chéri Samba, Moke y Bodo), cronistas que envían mensajes sociales y políticos envueltos en colores estridentes y que contrastan con el blanco y negro de sus colegas fotógrafos (los hoy célebres Seydou Keita y Malick Sidibé, los fascinantes peinados de J. D. Okhai Ojeikere o la Kinshasa que se movía a ritmo de rumba o chachachá captada por Depara, fotógrafo oficial del cantante zaireño Franco). Romuald Hazoumé reinterpreta la tradición con sus máscaras hechas con bidones, material con el que construye una moto alada, escalofriante alegoría del transporte clandestino de gasolina entre Nigeria y Benín. En esa línea de relectura se inscriben también las esculturas del malgache Efiaimbelo, mientras que las ciudades utópicas de Kingelez significan una esperanzadora mirada al futuro.

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