El primer ministro belga paga el descontento por la creciente inseguridad
ABC, 10-10-2006ENRIQUE SERBETO. CORRESPONSAL
BRUSELAS. El primer ministro belga, el liberal flamenco Guy Verhofstadt, cree que en las elecciones generales del año que viene «los resultados serán mejores» para su partido, después de haber recibido un voto de castigo en las municipales del pasado domingo. Todo el país era ayer un gigantesco mercado de coaliciones de todos los colores, algo en lo que los belgas son verdaderos maestros, y Verhofstadt no ha tomado todavía decisiones sobre la recta final de su mandato, pero parece evidente que tendrá que hacerlo.
El buen resultado de la ultraderecha nacionalista se daba ya por descontado, pero por el contrario el castigo contra Verhofstadt ha sido más severo de lo esperado, según la mayor parte de los analistas belgas. El primer ministro ha pagado el descontento por la creciente sensación de inseguridad que se ha visto alimentada por algunos crímenes especialmente mediatizados.«El aumento de la ultraderecha se hace en detrimento del VLD (Liberal) de Guy Verhofstadt, que continúa su lento descenso a los infiernos» escribía ayer el editorialista de La Derniere Heure. «Aunque las municipales no debieran tener consecuencias sobre la suerte del Gobierno federal, los reveses repetidos del primer ministro y su partido perjudican su autoridad».
Sin embargo, los socialistas, también en la coalición de Gobierno y que en los últimos meses han sido sacudidos por innumerables escándalos, sobre todo en la región valona y en la ciudad de Charleroi, donde gobiernan desde hace 85 años, han salvado el pellejo aunque hayan perdido la mayoría absoluta en esta ciudad. Según The Brussels Journal, los socialistas han sido los mayores beneficiarios del voto de los extranjeros no comunitarios que ejercían este derecho por primera vez y que habrían «decantado la balanza». Igual habría sucedido con los democristianos flamencos y los cristianosociales valones, que son los únicos que suben y que habían incluido candidatos musulmanes en casi todas sus listas.
El hecho de que el Vlaams Belang (VB) de los nacional – racistas haya sido relegado a la segunda posición en la ciudad de Amberes se debe, según este análisis, precisamente a que los socialistas han ganado posiciones en los barrios donde vivien más emigrantes. En realidad, los comentaristas hablan de una peligrosa «polarización» entre socialistas y nacionalistas xenofobos en la capital económica del país, donde más visibles han sido hasta ahora las tensiones comunitarias.
Avance del VB en las zonas rurales
El VB ha avanzado poco en Amberes pero mucho en las ronas rurales de los alrededores de la capital económica y las regiones flamencas del norte del país. Los diarios de ayer se felicitaban de que el ascenso no hubiera sido espectacular («¡No pasarán!» titulaba en español el francófono Le Soir), pero lo cierto es que esta formación de la que todos los demás partidos abominan se ha enquistado en el tejido electoral de Flandes y a estas alturas es inútil ignorarlo.
Los que proponen dejarle que gobierne para que se desgaste en lugar de seguir aislándole con el heterogéneo «cordón sanitario» parece que han empezado a proponerlo abiertamente. Según la prensa de Bruselas, los democristianos del CD&V estarían escuchando proposicioones del Vlaams Belang en Schoten, uno de los barrios más emblemáticos de Amberes, donde los nacionalistas se han convertido en el primer partido con más de un 35 por ciento de los votos.
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