PRISMA

Kafka en Cataluña

El Mundo, 10-10-2006

MANUEL MILIAN MESTRE
Kafka sería el autor idóneo en este escenario al borde de la apoplejía. Ni El Proceso ni La Metamorfosis mejorarían el enredo en el que se está sumiendo Occidente y, de manera particular, este viejo apéndice ibérico en el que todo parece mudable, negociable, transferible y desnaturalizable.


Una invasión migratoria es un explosivo éxito turístico. Una penetración masiva de mafias y grupos delincuentes organizados es una misión oficial de inversores. Unos transgresores de la ley y de las garantías privadas de los derechos de la ciudadanía viene a ser considerado como un daño colateral necesario para el bienestar económico. Una explotación de la mano de obra barata y maltratada resulta una brillante aplicación de las plusvalías al trabajo.


El lumpenproletariado se convierte en una necesaria contribución al Estado del Bienestar. Una especulación desaforada del suelo y de la vivienda constituye el nexo axial de una economía en crecimiento. La abundante implantación de mezquitas viene a contemplarse como el máximo ejemplo de tolerancia religiosa con los intolerantes (en sus países de origen), etc.


La Cataluña triomfant acoge al 30 % de los marroquíes musulmanes de la nación española; el 24 % de la emigración extracomunitaria se instala en Cataluña. Y los nacionalistas, felices por entender que paradójicamente éstos son los datos más optimistas en el proceso de fundamentación del nacionalismo radical: «Ahora no tendrán necesidad ya de aprender el castellano; les bastará el catalán » Conclusión: un mayor contingente de nacionalismo virtual, dada la dificultad adicional del uso del castellano.


En la filosofía consecuencial kafkiana un proceso perfecto para la creación de los reinos de Taifas en el Reino de Juan Carlos I, y en el río revuelto, todos a pescar: ERC, el Abad de Montserrat, los cristianos para el Islam, los imanes saciados de subvenciones por la Generalitat, además de las percibidas de los donantes arábigos del petrodólar. No sería menospreciable una nueva ley de Parkinson: «A la catarsis por el despropósito». ¿Cómo no va a darse la catarsis en una Cataluña de tradición histórica anarquista, de propensión heterodoxa irreprimible, de pertinaz afición al despoblamiento de los templos, del valor absoluto de la utilidad? ¿Acaso los moros o los advenidos no son un valor de cambio con sus sueldos reducidos, sus horas extras descontroladas y sus aptitudes para el consumo? Estamos en la teoría de la rentabilidad práctica, y no cuentan, al parecer, los conceptos de la identidad, de la respetabilidad cultural, del rigor en el proceso de integración de las masas migratorias ilegales, de la defensa de nuestra civilización.


Nadie parece haberse leído El Corán, ni menos entendido el contenido de la inviolabilidad del creyente y de su fe. Hablar de integración musulmana equivale a consagrar la instalación de su fe y de su intolerancia en una sociedad descreída y cínica con todas sus consecuencias. Nadie aduce la menor resistencia a la propia desnaturalización identitaria a lo que se ve; por el contrario, se subvenciona este proceso desde fuera y desde dentro con una generosidad digna de mejor causa.


¿Acaso puede ignorarse que el simple hecho de consagración de una mezquita establece el derecho de propiedad eterna para la Fe islámica del lugar de acogida? Los musulmanes – arguyen ellos – no «llegan» a España sino que «regresan» según ese concepto coránico que prescribe la inalterabilidad de su derecho de posesión de aquello que ya existió en Al Andalus, es decir, España. Definitivamente Kafka.

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