Desplome liberal en unas municipales belgas en las que se estanca la extrema derecha
El partido del primer ministro, Guy Verhofstadt, fue el gran perdedor. A pesar de que el Vlaams Belang cedió el importante feudo de Amberes a los socialistas, se impuso de forma generalizada en Flandes.
Diario Vasco, 09-10-2006FERNANDO PESCADOR/CORRESPONSAL
BRUSELAS. DV El reinado que dura ya siete años e los liberales flamencos en Bélgica parece abocado a su término, después de que las elecciones municipales y provinciales celebradas ayer en el país mostraran una desafección generalizada al partido del actual primer ministro, Guy Verhofstadt, frente a un pujante Partido Socialista que gana posiciones tanto en Flandes como en Valonia y Bruselas, y una coalición de socialcristianos flamencos y nacionalistas democráticos del norte del país, que anticipan el signo de la coalición electoral que gobernará el año que viene, cuando se convoquen elecciones legislativas.
La extrema derecha independentista flamenca del Vlaams Belang, la fuerza política que despertaba las mayores expectativas en estas elecciones, registró lo que, al cierre de esta edición, parecía un retroceso efectivo de apoyo electoral en su feudo tradicional, Amberes, a manos del socialista Patrick Janssens.
Sin embargo, el partido que lidera en esta ciudad Filip Dewinter (Interés Flamenco, VB) creció de forma generalizada en Flandes.
Voto extranjero
El presidente de la fracción del VB en la Cámara de Representantes, Gerolf Annemans, achacó la victoria de Janssens al hecho de que los socialistas recogen «los frutos del derecho de voto de los extranjeros no comunitarios (aprobado en 2004) y de la llegada de nuevos votantes extranjeros a Amberes».
Dewinter había advertido que si su partido no lograba romper ayer su techo electoral, en el futuro sería cada vez más difícil, dada la «creciente huida de los ciudadanos autóctonos de la ciudad».
En la capital económica del norte del país, los socialistas (Spa-Spirit) contabilizaban, con la práctica totalidad del voto verificado, un 35,7% de los sufragios, frente al 32,8% del Vlaams Belang, lo que representa casi un punto menos que en las elecciones precedentes para la formación racista y xenófoba que comanda Filip Dewinter.
El voto independentista flamenco parecía cobrar más protagonismo en pequeños municipios del norte del país, sin aportar con ello una identidad general al sentimiento político de la región.
El cordón sanitario, es decir, el acuerdo de las fuerzas políticas democráticas de Bélgica para impedir el acceso de la extrema derecha al poder efectivo del país, siquiera a través de los ayuntamientos, no parece amenazado con los resultados de los comicios de ayer.
El mérito de la contención aplicada al extremismo populista del Vlaams Belang merece ser atribuido al alcalde socialista de la localidad, el muy popular Patrick Janssens, que consiguió un 35,5% de sufragios frente al 20% de 2000.
Los socialistas se revelaban ayer como la fuerza política más coherente y apoyada, al norte como al sur del país. El presidente del PS, Elio di Rupo, comparecía a últimas horas de la tarde ante los medios informativos para reclamar el triunfo de su partido. No es éste un resultado menospreciable, porque los socialistas valones llevan un año sometidos a un fuerte cuestionamiento público, a raíz de diversos escándalos de corrupción descubiertos en el sur del país.
Pactos obligados
En Charleroi, feudo socialista durante los últimos treinta años, donde los escándalos políticos han alcanzado mayor notoriedad, el partido de Elio di Rupo mantiene su posición dominante, aunque deberá pactar con otra formación política para mantener el gobierno.
El primer ministro, Guy Verhofstadt, encajó la derrota reconociendo que «la tendencia general no nos ha sido muy favorable. En el Gobierno hemos vivido meses difíciles últimamente, pero habrá que ver lo que nos deparan los próximos», dijo en una comparecencia mohína ante los medios informativos.
Verhofstadt no cuestiona, evidentemente, el pacto de gobierno sobre el que se sustenta su Ejecutivo, pero, a la luz de los resultados electorales de ayer, es evidente que no cuenta con el apoyo del electorado para continuar al frente del país.
Los socialistas se consolidan en Bélgica como la fuerza política con mayor potencial aglutinador para el país. A corto plazo, la reedición de una coalición de gobierno con los socialcristianos parece algo evidente.
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