La persecución de la Policía rusa a la diáspora georgiana alcanza a los niños La presión del Kremlin empieza a tomar tintes de limpieza étnica

ABC, 07-10-2006

RAFAEL M. MAÑUECO

CORRESPONSAL

MOSCÚ. En su afán de dar una lección inolvidable a los georgianos, los rusos parecen empezar a aplicar métodos que lindan la limpieza étnica. Los primeros 143 ciudadanos de Georgia, supuestos ilegales, fueron ayer deportados y otros 400 lo serán en breve. En su desaforada búsqueda de inmigrantes sin papeles, la Policía de Moscú se propone hacer redadas de niños georgianos en escuelas de la capital con el fin de capturar a los padres. El acoso afecta también a renombrados artistas e intelectuales georgianos.

La dura intervención del presidente Vladímir Putin, el jueves en todos los canales de televisión rusos, exigiendo al Gobierno que adopte medidas enérgicas contra los extranjeros que violan la legislación rusa, ha sido percibida como una consigna general a aplicar precisamente en relación con los georgianos. La proclama está teniendo un efecto multiplicador y ha hecho que surjan insólitas ideas como la de exigir a los colegios moscovitas las listas de todos los niños escolarizados con apellidos georgianos.

La responsable del Departamento de Educación del Ayuntamiento moscovita, Liubov Kézina, confirmó ayer en tono crítico la orden dada a las escuelas por la Policía. Su portavoz, Alexánder Gavrilov, dijo a través de los micrófonos de la radio «Eco de Moscú» que tales abusos deben ser denunciados.

Investigar a los padres

Un portavoz policial afirmó que no se trata de hacer nada malo a los pequeños sino de dar con sus padres para comprobar si se encuentran en Rusia de forma ilegal o han cometido algún delito. Ante la indignación que causó lo sucedido entre los propios moscovitas, horas después, «Eco de Moscú» difundía una entrevista con un responsable del Ministerio del Interior negando la existencia de tales instrucciones.

Lo que sí se produjo ayer fue la expulsión de la primera remesa de presuntos ilegales, en total 143 georgianos. Todos ellos fueron embarcados en un avión del Ministerio de Protección Civil y enviados a Tiflis, la capital georgiana. El mismo aparato regresó después con familias rusas evacuadas de Georgia. Hay otras 400 personas que deberán ser también deportadas en los próximos días.

Mientras tanto, la Comisión Revisora de Cuentas realizaba un minucioso registro en la Academia de Bellas Artes de Rusia, cuyo presidente es el escultor georgiano nacionalizado ruso, Zurab Tsereteli. Tras las comprobaciones, se ha abierto un expediente por «malversación de fondos». El escritor Borís Akunin, muy traducido al español, también está siendo investigado por la Inspección Fiscal. Akunin, cuyo verdadero nombre es Grigori Chjartishvili, es de origen georgiano, aunque escribe en ruso.

Pese a la puesta en libertad de cuatro oficiales rusos acusados de espionaje, cuyas detenciones hicieron estallar la actual crisis hace más de una semana, Rusia continúa haciendo todo lo posible para humillar y desestabilizar a Georgia. Moscú mantiene aún incomunicado al país caucásico por tierra, mar y aire. En Moscú han sido cerrados ya varios casinos, restaurantes y puestos en los mercados regentados por georgianos y no cesan los registros y verificaciones de documentos. El hostigamiento afecta a los caucasianos en general, incluidos los que son ciudadanos rusos como osetios, chechenos o ingushes. Algunas organizaciones neonazis rusas se ha ofrecido para ayudar a las autoridades.

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