El tono de las intervenciones en la conferencia sobre inmigración del PP fue poco conciliador con el Ejecutivo. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, culpó al «Gobierno de Zapatero» y a la «gestión del ministro Rubalcaba» – «y no quiero calificarlo», añadió – de haber «creado un drama humano», y subrayó que, «a diferencia del PSOE, el PP tiene soluciones».

En la misma línea, su número dos, Ignacio González, fue el más duro al declarar que «aquí no puede venir quien quiera, cuando quiera y como quiera», y que «tenemos que alejarnos del buenismo de nuestro Gobierno porque se nos vuelve en contra».

El propio alcalde de Madrid, Alberto Ruiz – Gallardón, siempre el más apaciguador entre los populares, criticó expresamente al «Gobierno socialista» por hacer «una política radicalmente opuesta a su discurso», por tener «una mirada indiferente» hacia la inmigración y por «convertir lo que es una oportunidad en un problema». Reclamó ayudas económicas a las administraciones locales y autonómicas, y aseguró que «nada es más retrógrado que tolerar el maltrato humano» que se está visualizando.

Además, el alcalde reivindicó, como un mérito de los gobiernos del PP, las «cotas altísimas de bienestar» que atrajeron a los inmigrantes y las «políticas previsoras y responsables» que favorecieron su «integración», hasta llegarse a superar «retos» singulares, como los «momentos durísimos» vividos el 11 – M.