La policía de Moscú 'pasa lista' a los escolares llegados de Georgia
El Mundo, 07-10-2006Los controles policiales por la ‘crisis de los espías’ se centran ahora sobre los estudiantes, en busca de georgianos sin papeles o vinculados a la mafia Tras inspeccionar casinos, mercados, estaciones de tren, residencias y restaurantes, la policía rusa empezó ayer a mirar debajo de los pupitres en busca de ciudadanos georgianos sin papeles o vinculados al hampa moscovita.
La campaña antigeorgiana desatada en Moscú por la llamada crisis de los espías (el arresto en Georgia de varios agentes rusos acusados de espionaje) ha llegado hasta las escuelas de Moscú, donde parte del profesorado ha recibido la orden policial de elaborar listas de niños con apellidos georgianos para aclarar la situación en la que se hallan sus padres, asegura Kommersant. «Nos piden los documentos y parece que fueran mirando a los niños a la cara para ver si tienen la piel morena», se queja un padre ruso tras llevar a su hija a la escuela.
La redada empieza a adquirir matices xenófobos en Moscú, donde se multiplican los controles por la calle a los viandantes de aspecto caucásico, así como los registros de negocios regentados por georgianos. Sólo en la capital, cinco casinos y dos restaurantes han sido obligados a echar el cerrojo por supuestas irregularidades de tipo fiscal.
Paralelamente, ayer fueron repatriados a Georgia los primeros 200 inmigrantes ilegales. Un día antes, el presidente ruso, Vladimir Putin, había ordenado restringir las concesiones de visados a extranjeros «que violan la ley» para proteger a «la población nativa», que se siente discriminada por el monopolio que ejercen los caucásicos sobre los mercados rusos.
Aunque el Ministerio ruso del Interior niega el carácter selectivo de la redada, la multiplicación de los controles a la población georgiana salta a la vista. Según el diario Gazeta.ru, las mordidas que cobran los policías rusos a los inmigrantes ilegales para hacer la vista gorda durante la revisión de pasaportes, han pasado de 500 a 2.000 rublos (de 15 a 59 euros).
Los agentes rusos han sido entregados a Moscú, pero el Kremlin parece decidido a no aflojar su rosario de medidas coercitivas contra Georgia, que van desde el bloqueo de las vías de transporte a la prohibición de venta de vino decretada en mayo. A ello se suma la decisión del monopolio gasístico ruso, Gazprom, de subir los precios del gas a Georgia y a otras repúblicas ex soviéticas como Bielorrusia, hasta ahora subvencionadas por inercia del paternalismo soviético.
Artistas acosados
Aunque las autoridades rusas dicen apostar por una solución diplomática a la crisis, su discurso de doble filo no contribuye a apaciguar los ánimos y refuerza la popularidad del presidente de Georgia, el proestadounidense Mijail Saakashvili, que ayer salió reforzado en las elecciones municipales de Tiflis (recabó el 70% de los votos). Putin denunció ayer la política «irresponsable» de Saakashvili, al que acusa de querer apropiarse por la fuerza de las regiones autónomas de Abjazia y Osetia del Sur, de mayoría rusófona.
Ni siquiera los artistas georgianos se libran del celo de las autoridades. Es el caso de Zurab Tsereteli, el escultor de colosales figuras, entre ellas una del presidente Putin con kimono. La Cámara de Cuentas asegura haber detectado irregularidades y desvíos en la gestión del presupuesto, así como violaciones en la admisión de artistas por concurso en la Academia de Arte que dirige Tsereteli. El escritor Boris Akunin, creador del detective Erast Fandorin, una suerte de James Bond de los Romanov, también está en el punto de mira de la Fiscalía, que le reclama información sobre sus ingresos.
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