Los magrebíes pagan a las mafias 1.500 euros por tres intentos de llegar a la costa

Cruz Roja ha atendido en lo que va de año en Almería a 2.200 inmigrantes procedentes del norte de África, frente a los 1.660 asistidos el pasado año Los huecos del SIVE en esta parte del litoral favorecen la afluencia de pateras

Diario Sur, 02-10-2006

Los marroquíes desembolsan entre 1.200 y 1.500 euros – cuantía que varía dependiendo del precio estipulado por el ‘empresario’ – por tres intentos para llegar en patera a las costas de Almería y Granada, según un reciente informe elaborado por Cruz Roja.

Interceptada una patera a 20 millas al oeste de Cabo de Gata. Salvamento Marítimo activa la alerta y el dispositivo comienza a funcionar. Mientras los efectivos de este organismo proceden al rescate, los voluntarios de Cruz Roja despliegan todos sus medios para recibir a los inmigrantes. A su llegada al puerto de la capital, comienzan a desembarcar. Sus caras lo dicen todo, llevan dos días en el mar, sin agua, sin alimentos y con la incertidumbre de lo que pueda pasar.

El sueño ha terminado para todos, excepto para un chaval. No habla, porque no lo necesita; sólo está pendiente de un papel que lleva adherido a la palma de su mano. No está dispuesto a perderlo bajo ningún concepto. Es su partida de nacimiento.

El joven marroquí logró llegar a la costa de Almería un par de semanas atrás. Las pruebas oseométricas – que son las que se practican a los inmigrantes para aclarar si son menores – determinaron que lo podían repatriar, al considerarlo mayor de 18 años. Pero el chaval lo volvió a intentar. Ahora, se encuentra en uno de los centros de acogida. El caso de este joven es sólo un ejemplo del negocio que se ha organizado en torno al drama humano de la inmigración y de como las mafias norteafricanas han puesto en marcha nuevas estrategias para captar más ‘clientes’.

Riesgos

Esta fórmula, que aumenta las esperanzas de los inmigrantes, diluidas por las estrictas medidas de vigilancia articuladas por el Gobierno, provocó numerosas avalanchas de embarcaciones ilegales en las últimas semanas. Además del riesgo que implica el viaje, al que se enfrentan a bordo de frágiles embarcaciones llenas por encima de su capacidad, se gastan una cantidad de dinero que, en muchos casos, les obliga a empeñarse con las mafias para toda la vida.

Saben que si consiguen llegar, con los jornales de un par de meses bajo el plástico saldarán su deuda. Para eso, cuentan con tres oportunidades. Si son capturados, «la esperanza sigue latente mientras piensan que ‘aún tengo una oportunidad más’», señala el informe.

A pesar de la ‘buena organización’ que aparenta el negocio de la inmigración, Cruz Roja cree que las mafias «no están tan instaladas» y que en ocasiones «compran ellos mismos las lanchas, con potentes motores». El objetivo es llegar al Levante almeriense, donde la Guardia Civil tiene más dificultades para llegar a las playas en las que desembarcan y donde encuentran «huecos del Sistema Integral de Vigilancia Exterior – SIVE – », instalado para detectar las pateras en el mar.

En ocasiones el viaje no sale como esperaban, porque «no saben nadar o la niebla hace que se desorienten y aparezcan en otros puntos del litoral español». Puede ser incluso más duro todavía, porque el informe de Cruz Roja revela que «otras veces, son arrojados por el ‘patero’ – patrón de la embarcación – al agua, por lo que fallecen ahogados y el cuerpo llega a la costa empujado por el mar». También se dan casos de secuestro; las mafias retienen a los inmigrantes a su llegada a Almería, en pequeños cortijos ‘perdidos’ en las zonas rurales. Se ponen en contacto con sus familiares, con el objetivo de cobrar un rescate.

Estas son sólo algunas de las situaciones dramáticas que se ha reactivado en las últimas semanas y que ha desplazado a un segundo lugar a la costa granadina – Motril – a la que llegaban la mayoría de las pateras.

El incremento de inmigrantes se refleja en las cifras de Cruz Roja, que atendió en Almería y en lo que va de año a 2.200 personas llegadas desde el Norte de África, frente a las 1.660 del pasado año. Además, los argelinos han abierto rutas con la costa almeriense.

El ‘modus operandi’ de los inmigrantes es distinto según su procedencia. Los marroquíes suelen llegar, desde Alhucemas y Nador, en embarcaciones de mayor tamaño – entre 30 y 60 ocupantes – , con menores. Los argelinos viajan en pequeñas pateras – con capacidad para menos de diez personas – y rara vez llegan con menores. Los pequeños parten de tres pueblos concretos de Marruecos. Se trata de El Khala, Boujad y Beni Mellal, núcleos que conforman el ‘triángulo’ de la pobreza y que se están quedando sin población joven.

Algún familiar

Muchos de los menores llegan con el número de teléfono de algún familiar que reside en el país. En estos casos, la administración competente contacta con ellos y tramita la tutela del menor. Pero en la mayoría de las ocasiones los pequeños se quedan en centros de acogida. En Granada y Almería están colapsados, según fuentes del Ejecutivo, que aseguran que en la Comunidad Andaluza están albergados «el doble de niños que tiene en estos momentos Canarias».

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