Desarticulada en Galicia una red de explotación sexual de brasileñas
La Razón, 01-10-2006Santiago de Compostela – El Grupo de Extranjería de Santiago y La Coruña
detuvo ayer dentro de la «operación coyote» a ocho pesonas acusadas de
pertenecer a una organización de explotación sexual de mujeres de
nacionalidad brasileña. Según informó la Policía, esta organización tenía
como objetivo la captación, introducción y distribución de mujeres de
nacionalidad brasileña en diferentes clubes de la Comunidad gallega para
su explotación sexual.
Su modus operandi era siempre el mismo.
Todo empezaba cuando un «coyote» persona encargada de la captación e
introducción de chicas, que posteriormente fue identificado como K.A.L.,
de 26 años y natural de Brasil, entraba en contacto con chicas dispuestas
a venir a España a trabajar. Y el medio utilizado para este contacto fue
el correo electrónico, a través del cual conseguía las fotografías de las
mujeres y de sus pasaportes. Después se las reenviaba a otros miembros de
la organización residentes en España que, a su vez, se encargaban de
hacérselas llegar a los dueños de los clubes para que las valorasen.
Para conseguir todos los datos de estas chicas, empleaban como pretexto la
«necesidad» de tramitar los correspondientes billetes de avión. Además, el
«coyote» hacía las gestiones para instruirlas en todo lo relacionado con
el viaje y la historia que debían contar en el puesto fronterizo. Las
jóvenes recibían a través de una empresa de transferencias el dinero para
trasladarse al aeropuerto, arreglar las documentaciones que necesitasen
para viajar y entrar en el Espacio Schengen «justificando medios de vida
suficientes».
Llegada a España
Otro miembro de la organización se ocupaba de gestionar los billetes de
avión en una agencia de viajes de La Coruña que asesoraba en lo relativo a
la ruta más segura que debían seguir las chicas con el fin de evitar los
controles policiales de los puestos fronterizos. A su llegada a España, la
chicas, que habían sido controladas en todas las escalas del trayecto para
evitar huidas, eran recogidas y trasladadas a los clubes de alterne en
donde se las había solicitado. En ese momento, las jóvenes adquirían la
denominada «Deuda por el Billete» hacia el responsable de estos locales y
alcanzaba los 3.000 euros. Así, esta deuda era el inicio de la explotación
que aumentaba con multas que les imponían los dueños de los locales .
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