Haciendo amigos
Diario de Navarra, 01-10-2006Haciendo amigos
NADIE podría decir que el presidente Rodríguez Zapatero se desenvuelva en el ámbito de la política internacional como pez en el agua.
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Día: Domingo, 1 de octubre
Edición: 1GENERAL
Número de Página: 4
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Todo lo contrario; sin haber aprendido de su mala experiencia cuando apostó por la victoria de Kerry en las últimas elecciones presidenciales norteamericanas, y después por la de Shcröder en las alemanas, ahora se está tejiendo una profunda enemistad con Nicolás Sarkozy, el ministro de Interior francés que aparece como favorito en las encuestas para convertirse en el próximo presidente de la República del país vecino. Nuestro presidente prefiere a quien parece que será su oponente, Segoléne Royal (“la Zapatero francesa” la llaman allí), lo que es natural, teniendo en cuenta que la dama es también socialista. Pero de ahí a casi maltratar a Sarkozy hay un trecho. Y un trecho bastante grande, sobre todo viniendo de quien hace poco más de dos años, prometió volver a colocar a España «en el corazón de Europa» con su política exterior.
La realidades que España está hoy más lejos de ese corazón que nunca en el cuarto de siglo que ha transcurrido desde que ingresó en la Unión Europea. Y el hecho de que Rodríguez Zapatero criticara públicamente, y desde su escaño del Congreso de los Diputados, a Sarkozy dos días antes de que el político francés llegara a Madrid, invitado por nuestro Gobierno, trasciende más allá de la anécdota y sirve para ilustrar el desconocimiento, quizás también desprecio, que el presidente de nuestro Gobierno mantiene por lo que sucede y por lo que resulta políticamente correcto más allá de nuestras fronteras.
Así que el candidato de la derecha francesa a las próximas elecciones presidenciales llegó a Madrid para participar en una cumbre de países mediterráneos sobre inmigración, se marchó antes de que acabara la sesión y en la puerta del lugar donde se celebraba el evento declaró ante los periodistas que no está dispuesto a que Zapatero le dé lecciones, y menos todavía lecciones de lo que se debe hacer para controlar la inmigración ilegal.
Y con ello se pasó al bando de la canciller Merkel, la que todavía se acuerda de que el presidente español llamó a Shcröder para felicitarle por sus resultados tras las elecciones que la llevaron a ella al poder. Es, lo que se dice, hacer amigos.
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