Ramadán, bajo la sombra de la indiferencia

Los 50.000 musulmanes de las Islas están inmersos en el mes del Ramadán

Canarias 7, 01-10-2006


Las Palmas de Gran Canaria
Ajenos a las polémicas que han salpicado a su comunidad, ya sea por las polémicas palabras del Papa Benedicto XVI que los relacionan con la violencia o por la vinculación que hace la calle del colectivo con el entorno de Bin Laden, los cerca de 50.000 musulmanes que viven en el Archipiélago iniciaron el pasado sábado día 23 el mes del Ramadán.

Ayuno, oración y sacrificio llenan los 30 días que dura esta fiesta, con la que pretenden purificar su cuerpo y su espíritu, poner en práctica el perdón y la solidaridad y, por encima de todo, cumplir los preceptos de Allha y, con ello, adorarle.

Mohammad Saleh, imam de la mezquita del Rey Jaled en Las Palmas de Gran Canaria y director de la Liga de la Comunidad Islámica de Canarias, indica que «el Ramadán es el mes en el que Allha reveló el Corán al profeta Mohammad. El Señor obliga a ayunar un mes como símbolo de adoración».

Así, durante 30 días, desde el alba y hasta que se pone el sol, los musulmanes viven en ayuno, es decir, no comen, ni beben, ni fuman ni se relacionan sexualmente con sus parejas. «En este tiempo, el hombre hace lo mismo que los ángeles, porque la ética humana es ser bondadoso per sé», recalca el imam Saleh. «Estamos en un mes de adoración a Allha, de enseñanza al musulmán para que se rija por la ética y la tranquilidad. En el período de ayuno, el musulmán se siente más cerca de Allha».

Cada noche, a las ocho en punto, se rompe el ayuno y los imames se reúnen con los miembros de la comunidad en las mezquitas para rezar y tomar una comida frugal, previa a la cena, otro momento especialmente festivo para las familias celebran.

Todos los musulmanes están obligados a cumplir con este precepto, salvo algunas excepciones: el niño antes de la pubertad, el anciano que ya no está en condiciones de ayunar, y la mujer embarazada, tras dar a luz, en período de lactancia o si está con la regla. No obstante, después del mes de Ramadán pueden cumplir con el período de ayuno, si así lo desean.

El Ramadán es uno de los cinco pilares del Islam, junto con atestiguar que sólo hay un dios, Allha, y que Mohammad es su mensajero; observar la oración cinco veces al día; entregar el zaké (un 2,5% de las ganancias anuales) para los pobres y peregrinar a la casa inviolable de La Meca al menos una vez en la vida, si se tiene medios para ello.

Sin ayudas

Pero la alegría por la celebración no aleja de la mente de los imames canarios los problemas que atraviesa su comunidad en las Islas. Saleh comenta que «hasta ahora, no se había dado ninguna ayuda a las mezquitas en todo el país. Este año, el Ministerio de Justicia concedió 5.000 euros a las que realizaran actividades, pero con ese dinero poco se puede hacer. Para eso, nosotros preferimos no pedir nada».

Saleh afirma que los 15.000 musulmanes que viven en la capital grancanaria necesitan un edificio para convertirlo en el centro de la comunidad islámica en el que realizar todas sus actividades, tanto religiosas como sociales, educativas, culturales y deportivas; además de ayudas económicas.

«Creemos que ya ha llegado el día en que España se debe mentalizar y apoyar a estas mezquitas, para proteger a los musulmanes que residen en esta tierra y preservar su carisma», dice el imam.

De hecho, Saleh asegura que las autoridades españolas y canarias no han colaborado en la edificación de ninguna mezquita en las Islas. «Todas las existentes son habitáculos muy pequeños, en los que los musulmanes apenas si podemos rezar. La única que existe con unas buenas dimensiones es la de Maspalomas, cuyo local lo tuvieron que comprar los marroquíes que viven en esa zona».

No obstante, el imam Saleh se esfuerza por huir de la polémica a todos los niveles. «Sobre el asunto del Papa no hay comentarios, porque es un tema zanjado y el Consejo Islámico así lo ha dicho. Y en cuanto a los problemas en Canarias, yo sólo me limito a explicar lo que ocurre. Los musulmanes no queremos batallas. Sólo pretendemos vivir con tranquilidad. En los 30 años que llevamos rezando en el Archipiélago, la comunidad nunca ha provocado ningún incidente y no lo vamos a hacer ni ahora ni nunca», concluye.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)