Los proxenetas recurren a las nuevas tecnologías

La Voz de Galicia, 30-09-2006

El Cuerpo Nacional de Policía ha desmantelado una organización dedicada al tráfico de mujeres para su explotación sexual en Galicia que utilizaba un novedoso sistema: la oferta de las chicas a través de un catálogo enviado por correo electrónico.


Bajo el nombre de Operación Coyote, agentes de los grupos operativos de Extranjería de Santiago y A Coruña invirtieron seis meses en descabezar a la organización y a detener a sus responsables, al menos ocho personas. También se registraron cuatro clubes situados en Arteixo, Betanzos, A Coruña y Ourense.


La manera de actuar era la siguiente: un coyote – la persona encargada de la captación e introducción de las chicas – localizaba en Brasil a mujeres dispuestas a venir a España para trabajar. El cabecilla conseguía las fotos de los pasaportes de las chicas y sus datos personales con la excusa de que los necesitaba para tramitar los billetes de avión.


Pero el objetivo era bien distinto. Las fotografías se enviaban por correo electrónico a otros miembros de la organización residentes en España y estos, a su vez, se encargaban de remitirlas a los dueños de los clubes. De esta manera, podían valorar su aspecto físico y decidir si estaban dispuestos a emplearlas en sus locales de alterne antes de emprender los trámites del viaje.


Otro miembro de la organización tenía como misión ponerse en contacto con una agencia de viajes de As Pontes, que se encargaba de dos cometidos: gestionar los billetes y asesorar en lo relativo a la ruta más segura que debían seguir las chicas para evitar controles policiales en los puestos fronterizos. El de As Pontes se llevaba, supuestamente, una «suculenta comisión» por cada mujer introducida en España, según el relato policial. También se ha incautado documentación en otra agencia de Lalín.


El coyote se ocupaba además de «instruir» a las chicas, desde lo que debían contar a los agentes del puesto fronterizo correspondiente a facilitarles la documentación y el dinero necesarios para entrar en territorio Schengen.


Vigiladas muy de cerca por miembros de la organización, las mujeres llegaban a España con lo que se denomina «deuda por billete» frente al responsable del club, una cantidad de unos 3.000 euros que era sólo el principio de una interminable cuenta, un círculo de explotación del que no podían salir.

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