José Sánchez, obispo de Sigüenza – Guadalajara y responsable de Migraciones de la Conferencia Episcopal, pide que se abran las puertas a los inmigrantes. Por «entrañas de misericordia», porque «la emigración siempre favorece al país que la recibe» y porque «no se pueden poner barreras al hambre».

Sánchez confiesa, en una entrevista a la revista cristiana 21rs, que siente «vergüenza» ante «el hecho dramático» de la llegada masiva de pateras y cayucos a nuestras costas, porque, a su juicio, es «la prueba palmaria del grado de deshumanización al que hemos llegado».

Para el ex secretario del Episcopado tres hechos causan esta «calamidad». Primero, «las escandalosas diferencias entre países ricos y pobres». Segundo, «la explotación y el tráfico criminal de quienes negocian con la vida humana». Y, tercero, «las leyes, que no quieren impedir con justas y generosas medidas la necesidad de emigrar, ni regular bien los flujos migratorios, ni se proponen acabar con los explotadores allá, acá o en el camino». El prelado castellano advierte de que «los excluidos del sistema» están dispuestos a «arriesgar sus vidas, con la esperanza de arribar al para ellos soñado paraíso de nuestro país».

Su llegada, contra lo que se dice, no es invasión ni avalancha: «Pocas veces la llegada de extranjeros a un país ha sido tan pacífica y bienintencionada. Vienen con la intención de hacer los oficios y servicios que nuestro país necesita y para los que no contamos con nativos».