Le pide que no se «empecine en el error» de una política que ha sido muy criticada en toda Europa Reta al presidente a un cara a cara en el Congreso El presidente nacional del PP, Mariano Rajoy, advirtió ayer de que es «urgente y necesaria una rectificación total de la política de inmigración en España», por lo que animó a José Luis Rodríguez Zapatero a «no persistir en el error» y a «secundar las propuestas del ministro francés de Interior, Nicolas Sarkozy». Afeó al presidente del Gobierno que hubiese criticado a Sarkozy y le pidió que «no se empecine en el error» de una política que ya ha recibido el varapalo de Francia, Austria, Alemania y Reino Unido.

También le retó a debatir cara a cara en el Congreso de los Diputados su propuesta – «mi alternativa», dijo – , en lugar de «liquidarla sólo por ser del PP». Rajoy puso empeño en hablar de los «problemas reales» de la gente, después de dos años, dijo, «en que el Gobierno no hace más que hablar de Franco y de la Segunda República». Por eso dedicó una cuarta parte de su discurso a la inmigración. En caso de llegar a La Moncloa, insistió, prohibiría las regularizaciones masivas, promovería una política europea común y condicionaría las ayudas a la cooperación en la lucha contra las mafias.

El líder de la oposición solicitó a Zapatero que «rectifique y sea humilde», y le recordó que, ya hace un año, todos los países europeos le advirtieron de que el proceso de regularización masiva que preparaba el Ejecutivo español precipitaría un «efecto llamada como el que se ha producido».

«Unas pocas ideas»

«Para el problema más importante necesitamos un Gobierno con unas poquitas ideas», indicó el líder popular, «y no un ministro de Trabajo que diga que la política española es la envidia de toda Europa». «Todos los países se ríen de nosotros», apostilló con ironía hacia el «desaparecido» Jesús Caldera, titular del Ministerio de Trabajo.

En opinión de Rajoy, la unificación de posiciones en todas las fronteras europeas es vital. Es «absurdo», señaló, que en una Europa en la que existe libre circulación de personas deben existir las mismas normas «para regularizar a inmigrantes, y de tramitar expulsiones, visados y reagrupaciones familiares». Y, además, «no se puede tratar igual a quienes colaboran que a quienes dejan que las mafias campen por sus respetos».

El PP montó un acto de postín para inaugurar el uso para mítines políticos del Palau de les Arts, el colosal monumento operístico diseñado por Santiago Calatrava en la Ciudad de las Ciencias de Valencia. Los populares volcaron toda su fuerza, rodeando a Rajoy con los presidentes regionales de la Comunidad Valenciana, Madrid, Murcia, Baleares y Castilla y León. Y, como refuerzo, miles de almas que reventaron la sala y que le sirvieron de aliento: «Un político en solitario, sin vosotros, sería como un turista», dijo al público.

Ya por la mañana, durante un encuentro con la prensa, Rajoy adelantó que la inmigración ilegal y la lucha contra la delincuencia concentrarán el grueso de la alternativa electoral del PP en las elecciones generales de 2008. «El primer aviso que tenemos que dar a las mafias de personas es que no va a haber regulaciones masivas en ningún país», insistió Rajoy. Abogó por emular las políticas de control de fronteras llevadas a cabo en Europa del Este.

Rajoy aludió varias veces a su interés por situar al PP como alternativa real a Zapatero. «Somos la oposición y vamos a seguir estando a la altura de las circunstancias», advirtió, «frente a un Gobierno que ni tiene idea de España, ni objetivos, ni programa ni proyecto político».

Como parte de las «preocupaciones» de la ciudadanía que, a su juicio, no están atendidas, Mariano Rajoy citó las consecuencias de la «irresponsable política energética del Gobierno». El líder popular garantizó que, en caso de gobernar, cumplirá con el anhelo de que «la luz y la bombona de butano sean lo más baratas posible».