Nueve inmigrantes siguen en el CETI un año después del salto masivo
Las frecuentes llegadas de asiáticos, las avalanchas de Canarias y las pocas salidas hacia la península sitúan al centro con más de 700 inmigrantes
Diario Sur, 29-09-2006JOSÉ CARLOS GARCÍA/CEUTA
Hoy hace un año Ceuta amanecía con uno de los episodios más dramáticos de su relación con la inmigración. Un grupo de 600 subsaharianos abordaba la doble valla que separa la ciudad de Marruecos en una acción que, sin saberlo, acabaría cambiando el escenario de la presión migratoria. Dos subsaharianos murieron en este intento – supuestamente por disparos de gendarmes marroquíes – en un acto impune cuya investigación «exhaustiva» sigue reclamando aún la lógica, los Derechos Humanos y las ONG.
Únicamente poco más de 80 consiguieron su propósito y lograron entrar en Ceuta, y hoy todavía nueve de esos 600 protagonistas siguen viviendo en la ciudad. Todos ellos permanecen en el CETI y siguen teniendo ante sí el mismo futuro incierto que se abría ante ellos cuando vivían en el campamento de inmigrantes de Beliones. Pero seguramente ninguno de ellos sabe que el destino que quiere para ellos el Gobierno español es la deportación. «Todos son de Guinea Bissau y este país acepta la devolución. Por eso siguen en el CETI, porque las autoridades españolas quieren repatriarlos», asegura un experto en extranjería.
Sus compañeros han tenido destinos muy dispares. Algunos fueron enviados a la Península con permisos de trabajo y de residencia temporales; otros se habrán convertido en inmigrantes ilegales con órdenes de expulsión inejecutables – por no haber convenios de extradición con sus países – y los habrá que estén de nuevo en sus países o habrán intentado entrar en España, bien por la Península, bien por Canarias, como también han hecho algunos de los compañeros que vivían con ellos en el campamento de Beliones, afirman desde las ONG que trabajan con los inmigrantes.
El salto masivo del 29 de septiembre de 2005, en el plena cumbre hispano – marroquí, ha cambiado totalmente las relaciones de Ceuta y la inmigración. A partir de ese día Marruecos se implicó como nunca hasta entonces lo había hecho en la lucha contra la inmigración ilegal. Desplegó por la frontera al Ejército y aún a día de hoy se puede ver al otro de la valla a los soldados marroquíes, que tienen su base muy cerca del campamento de Beliones.
La valla, tranquila
Este despliegue ha hecho prácticamente imposible que los inmigrantes puedan llegar a la doble valla. Desde el 29 de septiembre de 2005 hasta final de ese año el número de intentos de entrada fue prácticamente nulo y en lo que va de año sólo un centenar de inmigrantes lo ha intentado, pero ninguno lo ha conseguido, según ha asegurado la Delegación del Gobierno.
Ahora, en Beliones ya no existe el campamento que durante años montaron allí los inmigrantes. «Ellos estaban organizados por nacionalidades, cada país tenía su jefe y las comunidades se ayudan hasta el punto que podían poner dinero para pagar a marroquíes que ayudaran a pasar a Ceuta a uno de los suyos cuando se traba de casos especiales como los de mujeres que estaban embarazas», aseguran fuentes de una organización que trabaja en Marruecos con inmigrantes. Hoy, en los montes de Beliones, quedan algunos ‘sin papeles’, pero «ya no existe ese campamento donde se podía comprar alimentos o incluso escaleras de madera para intentar saltar la valla, como las que se utilizaron ese fatídico 29 de septiembre».
Ahora los inmigrantes que llegan a Ceuta no lo hacen por tierra, sino por mar, y no proceden del África negra, sino de Asia. Por la costa sigue habiendo «un goteo» de entradas, aunque son «muchas menos» de las que ha habido en agosto, asegura un portavoz de la Delegación del Gobierno, que asegura que en esta vía marítima se ha centrado el trabajo de la Policía Nacional y la Guardia Civil en la lucha contra la inmigración ilegal. Y es que en el perímetro fronterizo tanto se ha relajado la situación que desde julio los agentes de los Grupos Rurales de Seguridad (GRS) de la Benemérita han dejado de trabajar en la doble valla, como ya tampoco vigila el helicóptero del instituto armado que desde octubre de 2005 cada noche sobrevolaba la zona.
Cuota de solidaridad
La implicación de Marruecos es la que explica este nuevo panorama, como también las llegadas masivas de inmigrantes a Canarias a bordo de cayucos. «Los subsaharianos ya no pueden llegar a la frontera de Ceuta y las mafias han encontrado una nueva fórmula con embarcaciones más o menos fiables, aunque no por ello exentas de peligro», afirma un experto policial.
Estas oleadas de ‘sin papeles’ que llegan a Canarias justifican que hoy haya en el CETI cerca de 700 inmigrantes, una cifra superior a la que se registró después del salto masivo. No es que haya más entradas, sino menos salidas, porque Ceuta asume su «cuota de solidaridad», aunque los inmigrantes siguen marchándose a la Península, asegura Delegación. La diferencia es que ahora el grupo mayoritario son los llegados desde Asia, porque ahora los inmigrantes africanos miran a Canarias.
(Puede haber caducado)