Un «enemigo» más para Zapatero
El ministro francés del Interior insiste en aleccionar al presidente y promete frenar por ley regularizaciones masivas como la española Sarkozy debatirá sobre inmigración hoy en Madrid
La Razón, 29-09-2006Javier Gómez / R. N.
París/madrid – La confrontación es la nota predominante de la política
exterior española de los dos años y medio de mandato de José Luis
Rodríguez Zapatero. Con el paso de los meses, el cuerpo diplomático se
debe emplear a fondo para invertir la situación generada por el propio
presidente. Esta política del palo y mucho más tarde la zanahoria fue la
que utilizó con Estados Unidos desde que desembarcó en La Moncloa. Tras
dos años de una brecha que parecía insalvable en las relaciones entre
ambos países, la situación se ha logrado reconducir no sin serios
esfuerzos por parte española.
Cuando se estaba cerrando este
frente y cicatrizando heridas, Zapatero abrió otro. En esta ocasión, con
Alemania a costa de la OPA lanzada por la compañía germana E.ON sobre la
española Endesa, operación que entraba en colisión directa con los
intereses de Gas Natural. El último episodio de la nefasta política
exterior del Gobierno socialista se ha ido cociendo estos días con Francia
con la inmigración como telón de fondo. Esta crisis entre París y Madrid
coincide en pleno «proceso de paz» y después de que el Ejecutivo galo se
prestara a dar una salida a los casi 200 presos etarras que cumplen
condena en su país.
El respaldo francés al «proceso de paz» se
escenificó antes del verano con un encuentro en La Moncloa entre Zapatero
y el titular del Interior galo, Nicolas Sarkozy. Sin embargo, aquella
instantánea de complicidad inmortalizada por los reporteros gráficos ha
saltado por los aires en los últimos días.
Zapatero se
enfrentó a cara descubierta este miércoles al ministro francés, al que
negó su capacidad para dar lecciones a nadie en materia de inmigración,
después de los graves problemas de integración que provocaron numerosos
disturbios en noviembre de 2005 en los suburbios de las grandes ciudades
galas. Sarkozy no se quedó ayer cruzado de brazos y su reacción se
aventura que pondrá a España en un brete ante la UE.
Partida de póker
En la partida de póker a
distancia que juegan Zapatero y Sarkozy, extremos opuestos, a izquierda y
derecha, del arco político europeo, el ministro francés dobló ayer su
apuesta, antes de que se descubran las cartas, hoy en Madrid, en la
conferencia sobre inmigración que celebrarán los ocho países mediterráneos
de la Unión Europea.
El líder del centroderecha francés llega a
la capital con una propuesta que dejaría fuera de juego al actual Gobierno
español: la creación de una política de inmigración común en la UE, con
una premisa fundamental: la prohibición de «toda medida de regularización
masiva» de inmigrantes indocumentados. España fue el último país europeo,
tras Italia, en abordar un proceso de estas características, que permitió
la entrega de permisos de residencia a unos 700.000 inmigrantes.
El
dirigente galo, presidente del partido conservador UMP, considera que este
tipo de medidas estimula el «efecto llamada» y espolea la llegada de
nuevos clandestinos. Ya criticó la petición de fondos a Europa realizada
por España para hacer frente a la afluencia masiva de cayucos a las costas
canarias.
Sarkozy filtró esta propuesta al diario «Le Monde» para
responder a la invectiva que le dirigió anteayer el presidente español. El
«número dos» del Gobierno francés propondrá un «pacto común» sobre
inmigración a los 27 países de la UE sobre una serie de principios: «La
estricta limitación de las medidas de regularización» a las crisis
humanitarias y «caso por caso»; «el respeto del principio de
proporcionalidad entre los flujos migratorios recibidos y la capacidad de
acogida del mercado de trabajo»; los límites de «los servicios públicos» y
«la vivienda»; «condicionar el reagrupamiento familiar a los recursos de
un trabajo» y «el alejamiento de los inmigrantes clandestinos, salvo caso
humanitario particular».
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