EL MIRÓN PERPLEJO
Cómo integrar a los menores de los cayucos
La Vanguardia, 28-09-2006ÁNGEL EXPÓSITO
LOS POLÍTICOS deberían dar paso a la sociedad civil, porque la gente sí sería capaz de acoger a los menores
Menudo espectáculo estamos dando con los menores que llegan a Canarias a bordo de los malditos cayucos! ¿Cómo no se nos cae la cara de vergüenza, al ver el infame regateo con estas vidas entre comunidades autónomas, a modo de balón de fútbol? ¿Se pueden contabilizar los menores, discutir su reparto y dividir su coste como si fueran cabezas de ganado? Dado que la ley favorece al menor en mayor medida que al adulto y que éstos pueden ser repatriados, mientras que los chavales han de ser acogidos, propongo que los políticos den paso, de una puñetera vez, a la sociedad civil.
Que nadie se ofenda, pero en este tipo de asuntos la experiencia me ha demostrado que tras la norma ha de ser la sociedad y, si seme apura, las personas individuales, quienes solucionen los problemas. Porque desde arriba todo son trabas y cada uno de los casos, por sí solo, es un problemón.
Digo yo: ¿Por qué no se establece un sistema de acogida o adopción – según los casos- para que sean las familias individualmente quienes acojan o adopten a los menores y así le quitamos el marrón a las sufridas consejerías de Asuntos Sociales de nuestras autonomías? Ya que están aquí y parecen cabezas de ganado repartiéndose por mercados mayoristas ¿por qué no dejamos que la gente los acoja en su casa, uno a uno, petición a petición, expediente a expediente? Seguro que así el problema se rebajaría considerablemente en gravedad y en número.
Recuerdo cómo meses atrás intenté personalmente la gestión directa con un ministro para favorecer la adopción de niños vietnamitas, país con el que España sigue sin tener acuerdo internacional al respecto. Después de que su jefe de gabinete me echara de una patada en el culo del antedespacho del ministro, porque iba acompañado de la presidenta de la ECAI, que gestionaría los procesos, y no había avisado, el titular del departamento me invitó a comer y, ahí sí, se interesó. Creo que de verdad. Pero la burocracia, los consulados, los embajadores, los papeles y yo qué sé más impidieron seguir adelante.
Ahí aprendí que ante este tipo de cuestiones la Administración se pierde y es la sociedad la que a vuelta de tuerca y bronca a bronca de ventanilla en ventanilla termina logrando acciones positivas.
Por otra parte, siempre aparece algún listo con el argumento de que lo primero es el bien del menor y de ahí la infinidad de trabas. Déjense de gaitas y cuentos chinos. La solidaridad, la humanidad y el corazón no sólo se han de ver con la Cruz Roja y los servicios sociales en la bocana del puerto. La conciencia social de los ciudadanos individuales es infinitamente mayor que la de sus gobernantes. Siempre.
Así pues, propongo a las señoras y los señores políticos, responsables de menores y de servicios de inmigración de ayuntamientos, cabildos, autonomías y Gobierno central, que le echen imaginación al asunto, porque no estamos hablando de reses. Son menores de edad y en un país como España hay miles de familias que se encargarían de su educación, su salud y su desarrollo.
A finales de este año los niños acogidos, sólo tras llegar a Canarias, rondarán el millar. ¿No hay en toda España mil familias dispuestas a hacerse cargo de estos chicos? ¿Seguro que no?
El embajador es ´el maná´
El nuevo embajador de España en la República Democrática de Congo, Miguel Fernández Palacios, llegará a Kinshasa en breve con una magnífica etiqueta: “El maná”. Así le calificaron algunos de los padres adoptantes catalanes que se quedaron colgados en Brazzaville el pasado verano. Ante su desesperada situación, Exteriores encargó a este diplomático la misión de sacarlos de allí, con toda legalidad y con urgencia. Lo logró en pocos días. Tan acostumbrados como estamos a criticar a altos funcionarios, no viene mal reconocer un buen trabajo.
El solidario alcalde de Ayamonte
El gesto es mucho más que eso. El alcalde de Ayamonte (Huelva), Rafael González, mantiene una política en su ayuntamiento absolutamente envidiable. Y es que el Consistorio paga a los padres adoptantes el viaje al lugar de adopción. El proceso y demás gastos corren a cargo de la familia, pero el hecho de que el alcalde sea el primer solidario de la ciudad es todo un ejemplo, de los que no abundan.
“¿Dónde está la ametralladora?”
Un ministro africano estuvo hace poco en España comprando patrulleras. Cuando visitó la embarcación que la Guardia Civil utiliza para controlar el tráfico de inmigrantes, espetó a los agentes: “¿Y la ametralladora?”. Ante la atónita mirada de los asistentes, los técnicos le explicaron dónde se podría colocar dicho armamento de gran calibre, que no llevaba la nave española.
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