Las nuevas trabas de Suiza a los inmigrantes son contrarias a las leyes de la UE sobre asilo
Las directivas comunitarias no permiten la expulsión automática de los ´sin papeles´.El endurecimiento de las normas de asilo aprobado por amplia mayoría en el referéndum del domingo en Suiza no es factible en la Europa comunitaria. Las directivas de la UE no permiten rechazar una demanda sólo porque el solicitante carece de papeles.
La Vanguardia, 26-09-2006FERNANDO GARCÍA – Corresponsal BRUSELAS
Si Suiza entrara mañana en la Unión Europea, pasado mañana tendría que revocar el resultado del referéndum que celebró anteayer para limitar la entrada de inmigrantes. La Comisión Europea considera que la ley sometida a consulta es incompatible con las normas comunitarias sobre asilo.
La virtual ilegalidad de la nueva legislación suiza reside en el artículo que prevé el rechazo de cualquier demanda de asilo formulada por un inmigrante que no aporte pasaporte u otro documento identificativo. Se trata de una de las disposiciones clave de la drástica reforma emprendida por el que hasta no hace tanto se tenía por uno de los países más hospitalarios y defensores de los derechos humanos del mundo. El nuevo precepto permite obviamente pasar por alto buena parte de las peticiones de refugio y ordenar las expulsiones de forma casi instantánea. Suiza puede convertirse así en pionera de la repatriación exprés.
El portavoz comunitario al que tocó valorar la nueva normativa helvética, Friso Roscam, reconoció su “incompatibilidad” con las leyes comunitarias, pero sólo a preguntas de los periodistas; es decir, de modo implícito y por asentimiento, y no motu propio. Tras recordar y subrayar que Suiza no es parte de la UE y por lo tanto no está sujeta a su legislación, el portavoz explicó que “los estados miembros pueden acelerar la tramitación” de una demanda de asilo presentada por un sin papeles en el sentido estricto de esta expresión… “Pero eso (la ausencia de documentos identificativos) no es motivo de no admisibilidad de la demanda”, precisó. “Dicho de otra forma – replicó el periodista-, ¿la nueva ley suiza es contraria al derecho de la UE?”. Y el portavoz contestó: “Así es”. El resto de la respuesta consistió en un mero repaso de las directivas recientemente adoptadas por los Veinticinco en la materia, gran parte de las cuales entran en vigor el próximo 25 de octubre.
La legislación comunitaria sobre asilo se reparte en cuatro bloques, relativos a las reglas sobre qué Estado debe asumir en cada caso una demanda de asilo; a las condiciones mínimas de acogida; a las normas comunes para la interpretación del estatus de refugiado, y a los requisitos de los procedimientos para la concesión o denegación de las peticiones, los cuales buscan, entre otros objetivos, “aumentar la transparencia de los trámites”. Es en esta última ley – que los países socios deben trasladar a sus legislaciones nacionales antes de finales del 2007- donde se contempla la posibilidad de agilizar, pero no denegar automáticamente o declarar inadmisible, una demanda de asilo formulada por un recién llegado sin pasaporte o documento equivalente.
El 67,8% de los suizos que votaron en el referéndum del domingo respaldó la nueva ley de Asilo propuesta por el partido de derecha radical Unión Democrática de Centro. Además, el 68% apoyó asimismo una ley de Extranjería que viene a consagrar la política que ya se aplica allí de hecho. Dicha política prima la entrada de ciudadanos de países con los que Suiza tiene acuerdos de libre circulación (la UE, Noruega, Islandia y Liechtenstein), en perjuicio de todos los demás.
Los apoyos cosechados en la consulta del domingo superan las previsiones más optimistas de la derecha y la ultraderecha helvética, que se ve de este modo reafirmada en sus radicales posiciones. El resultado se contempla como el inicio de una nueva etapa, tendente a la intolerancia, y el fin de la fama de Suiza como tierra de acogida.Una fama basada no sólo en una tradición y un talante ahora en tela de juicio, sino en el hecho contante y sonante de que el 20% de la población del país es de origen extranjero.
El relator de la ONU para el Derecho a la Alimentación, el suizo Jean Ziegler, calificó de “racista y xenófobo” el trato que las nuevas leyes dan a los extranjeros no europeos. Las medidas son a su juicio “un gran acto de hipocresía” en un país que acoge entre 100.000 y 300.000 extranjeros indocumentados. “En Suiza no hay un solo restaurante que funcione sin un trabajador inmigrante que cobra en negro”, dijo Ziegler.
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