Los menores desprotegidos de hasta 3 años vivirán en familias en lugar de en pisos forales
La adopción será remunerada y sólo durante el tiempo necesario hasta encontrar un hogar de acogimiento de más larga estancia La Diputación quiere eliminar los centros de atención de urgencia
Diario Vasco, 26-09-2006FERNANDO SEGUR/
SAN SEBASTIÁN. DV. La infancia debe ser una etapa de la vida feliz, pero no siempre es posible. Hay niños que nacen en hogares cuyos padres están enganchados a las drogas, sufren enfermedades psicológicas o simplemente se inhiben del cuidado de los hijos. En otros casos, las carencias económicas hacen imposible que los hijos reciban una atención correcta en su hogar.
La Diputación dispone de una red de atención que se ocupa de los niños y jóvenes (hasta 18 años) que se encuentran en esta situación de desprotección. El departamento para la Política Social ha diseñado un plan para mejorar esta red. La diputada Esther Larrañaga compareció ayer a petición propia ante las Juntas Generales para explicar los cambios que se van a producir.
El objetivo principal es reducir al máximo la estancia de estos chavales en pisos atendidos por profesionales de la Diputación, reforzando los programas para lograr la vuelta con sus padres biológicos o, si no es posible, ofrecerles una familia de acogida.
Una de las principales novedades de esta reestructuración del servicio se refiere a los niños más pequeños. Hasta ahora, los menores de 0 a 3 años que no podían permanecer con sus padres eran atendidos en centros de acogida de urgencia, hasta que encontraban una familia que se hiciera cargo de ellos mientras no pudieran volver a sus hogares.
Familia profesional
La Diputación pretende que antes de que termine el presente año se ponga en marcha un programa de acogimiento familiar «profesionalizado». Es decir, esa primera fase de atención de urgencia no se realizará en un centro, sino en una familia que cobrará por esta función hasta que se encuentre un hogar de adopción temporal. Este último también recibe ayuda de la Diputación, pero de una cuantía inferior a la familia «profesional». Este recurso se extenderá en el futuro a los adolescentes.
José Luis Madrazo, director foral de Atención a la Dependencia y a la Desprotección, explicó que el número de menores de hasta tres años que atiende la Diputación ronda la decena.
La intención del departamento estriba en que estos niños encuentren una «familia profesionalizada». Madrazo afirma que no se correrá el riesgo de que estas familias, por el hecho de ser remuneradas, se muevan sólo por el interés económico y no presten la atención adecuada al menor. «Habrán pasado por una rigurosa selección y recibirán cursos de capacitación. Además, el número de menores es muy pequeño. No creo que haya problema en encontrar hogares adecuados». El responsable foral tampoco cree que surjan problemas a la hora de tener que separarse del menor. «Está claro que se desarrolla una afectividad importante, pero las personas interesadas en participar en este servicio saben que no se trata de una adopción. La situación es provisional, hasta que se encuentre a una familia de acogimiento para un periodo más largo, pero tampoco definitivo, ya que el objetivo es que el menor vuelva junto a sus padres».
Madrazo indica que este sistema está implantado en Francia con unos resultados óptimos.
Esther Larrañaga explicó que la red asistencial se remodelará en todos los tramos de edad. Este proyecto, fruto de un estudio realizado en colaboración con la Universidad de Oviedo, prevé pasar de las 191 plazas actuales a 204, un número que Larrañaga admitió que no será suficiente para atender la creciente demanda y que tendrá que aumentar paulatinamente.
Los niños de 4 a 12 años dispondrán de siete hogares con un total de 56 plazas; para los de edades comprendidas entre los 13 y los 16 años se habilitarán 104 plazas en 13 centros; y los de 16 a 18 años contarán con dos nuevos pisos de «emancipación».
En estos últimos, con un total de 12 plazas, vivirán los adolescentes con buena capacidad de autonomía y sin problemas de conducta, a quienes se les orientará en la práctica de habilidades para que puedan afrontar la vida adulta y que, además, contarán con ayudas para emprender la «desvinculación» con el centro. Se trata de menores para quienes se descarta tanto el retorno a la familia biológica como el acogimiento familiar, para los que se ha creado el programa Umbrela, pensado para mejorar su autonomía.
Tres centros alejados de núcleos urbanos, ya en funcionamiento y que suman 32 plazas, se hacen cargo de los menores de 13 a 18 años con problemas de adaptación grave.
Vuelta a la familia
Larrañaga explicó que, en estos momentos, los menores pasan un periodo de tiempo prolongado en los centros de acogida, dado que la posibilidad de retorno con las familias es muy baja. Sin embargo, «vamos a apostar para que el acogimiento residencial sea una medida transitoria, lo que conlleva trabajar en profundidad con los padres biológicos, y también para fomentar el acogimiento en familias».
En ese sentido, la Diputación reforzará el programa de intervención con los padres biológicos, «para que adquieran o recuperen sus capacidades y sea posible garantizar el retorno de los menores en condiciones adecuadas».
Sin embargo, esto no siempre será posible. Para esas situaciones, la institución foral quiere fortalecer el acogimiento familiar, no sólo para los niños más pequeños, también para niños y niñas a partir de 6 años hasta la adolescencia, franja de edad que encuentra más dificultades para la adopción temporal.
Recordó que, en el caso de los menores extranjeros no acompañados, se apuesta por un modelo «integrador» que la Diputación está «definiendo». Admitió que existe un riesgo de colapso de la red y añadió que se debe regularizar la situación de los que se encuentran alojados en pensiones. «Tendremos que incrementar los pisos de protección, emancipación o socialización, en función de las características de estos menores, en su mayor parte magrebíes. Será algo que analizaremos en el debate del presupuesto del próximo año», indicó la responsable foral.
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