Los inmigrantes adquieren ya el 30% de las viviendas de segunda mano en Miranda

Invierten una media de 132.000 euros en viviendas con más de cuarenta años y 90 metros cuadrados

El Correo, 26-09-2006

Los inmigrantes desempeñan ya un papel esencial en Miranda. El tejido social de esta ciudad, con más de 3.800 personas de origen extranjero, comienza a cambiar. Y su influencia en la economía local es innegable. Uno de los sectores que comienza a notarlo es el de la vivienda. En menos de dos años, se ha roto la tendencia del alquiler como fórmula única para llegar a ella. Ahora, los ciudadanos provenientes de otros países han entrado de lleno en el mercado de la compra – venta de segunda mano. Hasta el punto de que, al menos, tres de cada diez pisos son adquiridos por ellos en estos momentos.

Es la estimación más «ajustada» que se realiza en el sector inmobiliario. Porque en algunas agencias consultadas por este periódico, el porcentaje se amplía de forma considerable hasta casi la mitad del volumen de negocio en vivienda usada. La horquilla, en cualquier caso, evidencia un claro grado de influencia. Algo comprensible si se tiene en cuenta que los últimos datos oficiales revelaban que, en sólo tres años, la presencia de ciudadanos de otros países ha experimentado un incremento del 117% en Miranda.

«Por lo general llevan ya un año o dos residiendo en la ciudad, con trabajo y cotizando. Es el periodo mínimo que exigen los bancos a la hora de conceder el préstamo para una hipoteca», explican desde Centro Inmobiliario. 132.000 euros se plantea como el precio medio de las viviendas que adquieren. Tienen una superficie mínima de 85 metros cuadrados y están situados en el área de Allende – no en el Casco Viejo, con una demanda mucho más baja – .

Con antigüedad

Se trata de inmuebles que, en muchos casos, carecen de ascensor y fueron construidos hace cuarenta años. Son antiguos, pero están perfectamente habitables, y disponen de tres habitaciones. Calles como Gregorio Solabarrieta o Santa Lucia, son las que presentan los precios más bajos en lo referente al mercado de segunda mano. «Por lo general su inversión en una vivienda, la cantidad a la que pueden llegar, no suele superar los 144.000 euros».

¿Cuáles son los elementos que han motivado esta inercia hacia la compra? De entrada la seguridad laboral adquirida después de varios años residencia en Miranda. Con una relación contractual estable, con vinculación indefinida con la empresa, optan por comprar bien porque su familia se va a desplazar también a Miranda bien por el alto coste de los alquileres. Y es que hoy se viene desembolsando una media de 550 euros mensuales por un piso en renta que, en ocasiones, aun encontrándose en el centro, carece incluso de ascensor.

Ciudadanos sudamericanos y de paises de centroeuropeos como Rumanía son los que en mayor medida se están acercando a las inmobiliarias para interesarse por adquisiciones de viviendas. Mayoritariamente se trata de familias con dos hijos de media y edades que se mueven entre los 30 y 40 años. «Piden metros para poder conseguir así el préstamo cuando se llega el momento de la tasación por el banco», aseguran. Pero también «para poder arrendar una de las habitaciones».

Porque el elevado precio de las viviendas aprieta a todos. En ocasiones se opta incluso por la fórmula de adquisición conjunta: dos familias reúnen las cantidades y entran en una vivienda «de unos cien metros cuadrados» que pasan a compartirla. La hipoteca asfixia menos en estas situaciones.

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