«Claro que rodé esta película con rabia...»

La Razón, 25-09-2006

SAN SEBASTIÁN – Tras hablar brevemente por el móvil y disculparse de nuevo
(es la segunda llamada que recibe en unos pocos minutos), la directora
marsellesa Marion Hänsel guarda el aparatito en el bolso y me asegura con
fe que rodó «Si le vent soulève les sables» con la esperanza de «cambiar
la mentalidad de los políticos».
    – Sin embargo, y aunque el
filme cuenta unos hechos trágicos, me da la impresión de que usted no ha
querido cargar las tintas. – Ese es mi estilo. Respeto a mis personajes y
sus emociones. Y estimo a mi público, de ahí que no desee ofrecerles
ningún punto de vista, y sí darles un margen para que sean ellos quienes
decidan si quieren llorar o no viéndola.
    – Su filme intenta
mostrar, entonces, los motivos por los cuales alguien decide subirse a un
cayuco y llegar a este continente. – Tienes razón. Cuando leí el libro en
que se basa, «Chamelle», de Durin – Valois, sentí el deseo de explicar a los
países ricos por qué estos seres humanos deben abandonar los suyos. Me
parece muy fácil para los políticos denunciar que hay demasiados
inmigrantes en Europa sin conocer la realidad que padecen.
    – Un filme
denuncia. – Sí, en cierto modo existe esa denuncia; al menos, espero que la
haya, que sirva para cambiar, para abrir la mentalidad de los mandatarios,
la tuya y la de otros espectadores. De no suceder, significaría que no han
entendido la cinta.
    – Estos fotogramas reflejan, también, mucha
rabia. – Pero cómo no tenerla cuando sabes, por ejemplo, que EE UU no firma
el protocolo de Kyoto, lo que implica que dejarán sin agua a medio mundo,
cómo no vamos a decir que eso debe cambiar… Mi hijo es profesor de esquí
y me ha comentado que cada vez deben subir más alto para encontrar nieve…
    – A pesar de todo cuanto les sucede, los personajes continúan andando para
encontrar territorios menos hostiles. ¿Dónde está el límite, hasta dónde
pueden llegar? – El límite es sobrevivir. No los hay. Numerosas personas
deben caminar miles de kilómetros, y seguir pase lo que pase. Luchan hasta
que no pueden más, y, entonces, se sientan y mueren… Algo que, por otra
parte, no sólo sucede en África.
    – Parece una metáfora eso
de ir en busca de un futuro aun cuando detrás quede agonizando tu
esposa. – Exacto. Dejan detrás el pasado, una parte de sus almas, y a sus
familiares, y siguen adelante.
    – ¿Qué tal transcurrió el rodaje?
¿Cómo acogieron al equipo? – Elegimos un país muy pequeño para desarrollar
la historia y confieso que todo fue bastante particular. Allí sólo se han
hecho algunos documentales y filmes. Yo estoy convencida de que no
terminaban de comprender la película en sí, que veían raro a una
extranjera entre ellos.
   

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)