La niña degollada en Ceuta tiró una sábana a su asesino para que entrara por la ventana

ABC, 25-09-2006

CARMEN ECHARRI

CEUTA. El móvil del asesinato de la niña de siete años Suhaila Abdeselam Ahmed, degollada el sábado cuando se encontraba sola en su casa de la barriada ceutí del Príncipe Alfonso, podría sustentarse en una venganza del presunto asesino hacia la madre de la pequeña. Así lo barajan fuentes policiales tras tomar declaración a los familiares de la niña.

Ayer también se supo que la propia niña facilitó la entrada a su asesino lanzándole una sábana por la ventana, según informaron a la Policía testigos presenciales. El hombre, de nacionalidad marroquí, permaneció unos 15 minutos en el interior de la casa, según el testimonio de los vecinos, y después abandonó la vivienda por la misma ventana por la que había conseguido acceder.

El agresor, que llevaba la ropa manchada de sangre, llegó a ser perseguido por unos vecinos, que creyeron que había robado en la casa. Cuando la Policía Local y los Bomberos llegaron al domicilio de la menor, su cadáver yacía en el suelo de la cocina.

El presunto asesino, del que se conoce su identidad y que se encuentra en busca y captura, habría mantenido hace un mes una relación de pareja con la madre de la pequeña. Tras la ruptura, éste habría querido continuarla, algo a lo que se negó la madre, Mina. Esto fue lo que le movió a asesinar a la pequeña, conociendo que la madre se encontraba de compras en Marruecos para el Ramadán y que la pequeña estaba sola en su casa.

La autopsia, realizada en la mañana de ayer, ha determinado que la niña falleció del corte profundo en el cuello, desangrada. La Policía ha organizado controles aleatorios con patrullas para intentar detener al presunto asesino, que podría encontrarse en Marruecos. De hecho, ya se ha facilitado su identidad al Reino alauí para que controlen los accesos al paso del Tarajal e intenten localizarle.

La barriada del Príncipe se encuentra indignada por lo sucedido y ayer inició la fiesta del Ramadán sin el alumbrado tradicional en señal de luto. De igual manera, la Ciudad Autónoma decidió suspender el alumbrado extraordinario que todos los años inaugura la fiesta del mes sagrado musulmán en la principal mezquita de la ciudad.

«Ha sido una noche terrible, los niños no podían dormir porque tenían miedo. Cómo han podido hacer esto», narraba una de las vecinas que acudía a casa de Mina para darle el pésame por la muerte de la pequeña Suhaila.

Postrada en un camastro azul, tapada con una sábana y con los ojos llorosos, Mina recordaba cómo tenía todos los libros preparados, la ropa y los lapiceros para que la pequeña Suhaila empezara hoy sus clases en el colegio del Príncipe.

Acompañada de familiares y amigos, se mostraba indignada por lo sucedido. Nadie podía entender cómo quien hasta hace poco había convivido con la madre de la pequeña había aprovechado su estancia en Marruecos para asesinarla.

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