La Policía de Ceuta mantenía ayer un fuerte dispositivo para tratar de localizar al compañero sentimental de la madre de la niña degollada el sábado, al que todos los indicios señalan como autor del macabro crimen. Los investigadores sospechan que el homicida, de nacionalidad marroquí, cometió el brutal crimen en un acto de venganza contra su pareja y después cruzó el paso fronterizo con su país.

Lo tenía todo planeado. El acusado sabía que en la tarde del sábado la pequeña Suhaila, de 7 años, estaría sola en casa durante unas horas. Su madre se había desplazado hasta Marruecos para hacer acopio de productos tradicionales ante la celebración del mes del Ramadan. Según relataron algunos testigos, a media tarde un hombre rubio, bien vestido y de complexión atlética se acercó a la vivienda familiar, situada en el arrabal musulmán de casas prefabricadas cercano al límite con Marruecos.

El hombre llamó a la puerta del piso de su compañera pero la casa estaba cerrada con llave. El homicida convenció a la menor para que le tendiera una sábana por la ventana con el fin de que pudiera trepar por ella. Una vez dentro del piso, mató a la niña con un profundo corte en el cuello. Después volvió a salir por la ventana y se dio a la fuga. «Apenas estuvo quince minutos en el interior de la casa», relataron algunos testigos.

Unos vecinos que se encontraban en ese momento en la calle le vieron salir de la casa a la carrera, con las manos y la ropa ensangrentados, y comenzaron a perseguirle. Sin embargo, en pocos minutos el sospechoso se perdió en las intrincadas calles del barrio de Príncipe Alfonso. Los vecinos alertaron a la Policía pensando que el hombre habría robado en la casa.

«Una niña alegre»

Efectivos de los Bomberos derribaron la puerta de la vivienda y se encontraron con la terrible escena. Suhaila estaba tendida en el suelo, ya sin vida, en medio de un gran charco de sangre. La madre de la pequeña sufrió un fuerte shock al conocer la tragedia y tuvo que ser trasladada a un hospital. La mujer, tras ser dada de alta ayer, decidió no volver a su domicilio y acudió a casa de su madre, abuela de la menor asesinada.

El macabro homicidio ha conmocionado la ciudad de Ceuta y ha provocado la indignación entre los residentes en la barriada musulmana de Príncipe Alfonso. Los vecinos describían ayer a la menor, que estaba a punto de cumplir 8 años, como una niña alegre, muy conocida porque «pasaba mucho tiempo en la calle jugando».

El Gobierno de Ceuta ha suspendido todos los actos programados para festejar el comienzo del Ramadan. El presidente de la ciudad, Juan Jesús Vivas, ha cancelado a instancias de representantes de la comunidad musulmana la puesta en marcha de un alumbrado ornamental que pasaba por el barrio donde se cometió el crimen. Además, numerosos colectivos islámicos han mostrado su pesar y han condenado el brutal homicidio.