"Estamos dispuestos a todo para evitar que la Diputación nos cargue con un centro de menores que nadie ha querido"
Diario de noticias de Alava, 24-09-2006“Estamos dispuestos a todo para evitar que la Diputación nos cargue con un centro de menores que nadie ha querido”
Beltrán de Guevara posa durante la entrevista.Foto: david moreno
david ortega
vitoria. Los habitantes de Ribera Alta han entrado a formar parte de la vida pública “muy a nuestro pesar”. Su rechazo al centro de menores inmigrantes que la Diputación pretende crear en la zona se ha materializado recientemente en la creación de una plataforma y una comisión informativa.
¿Cuándo tuvieron las primeras noticias sobre la creación del centro de menores en Castillo Sopeña?
Nos enteramos a finales de agosto, aunque antes de hacerse oficial ya nos llegó algún rumor. Viendo lo que se avecinaba decidimos crear un concejo informativo en Pobes, donde hablamos con la gente sobre qué tipo de centro iba a ser exactamente. Acto seguido la gente empezó a protestar, porque vio que se nos venía encima un problema muy grave, que no es nada diferente a lo que se quería hacer en Nanclares. A partir de ese momento se inició una movilización espontánea de recogida de firmas, manifestaciones… También decidimos encargarnos de informar a la gente casa por casa sobre la realidad de los inmigrantes que iban a llegar al centro.
¿Qué argumentos esgrimió el alcalde de Ribera Alta, Jesús Berganza, cuando le pidieron explicaciones sobre su visto bueno al proyecto?
Jesús tiene unas ideas muy expansivas sobre la zona, y todo lo que él piense que va a servir para avanzar lo va a admitir. Por eso en este caso no me extrañaría que le hubieran adornado el proyecto del centro social ofreciendo alguna contraprestación. Si te viene la diputada y te dice que van a poner a doce chavalillos en una casa de campo y te promete muchas cosas, entiendo que dijera que sí. En un principio Berganza estaba muy convencido de aceptar el centro, entre otras cosas porque Ainhoa Domaica vende muy bien la moto.
¿No les preocupa ser tildados de racistas ante el rechazo frontal que ustedes mantienen contra el centro?
Si hablas con cualquier persona que no conozca la realidad de estos chavales, queda que somos unos racistas y que la gente de los pueblos no queremos nada que pueda suponer un problema. Es muy fácil llamarnos racistas, incluso al principio yo era el primero que decía que esto era un problema de racismo. Pero cuando te enteras de qué tipo de inmigrantes van a venir al pueblo y cómo se les va a acoger, te das cuenta de que esto es una huida hacia adelante de la Diputación. Se han querido quitar de encima un problema de la Cruz Roja que les está causando demasiados trastornos, y han decidido enviarlo lo mas lejos posible. Recuerdo que la misma diputada dijo en su momento que esto serviría para evitar el efecto llamada, dando a entender que si los mandabas al campo el resto no iban a querer venir, pero si saben que se van a quedar en Vitoria todos querrían llegar a la ciudad. Los técnicos de las diputaciones ya dicen lo que quieren realmente los inmigrantes: un piso, papeles, un puesto de trabajo… No van a querer estar en una huerta, que no quiere ir ni mi hijo.
¿Cómo se informaron sobre lo que ustedes consideran la realidad de los menores inmigrantes que pretenden trasladar a Ribera Alta?
Hablamos con la gente de Nanclares, que mostró en su momento el rechazo a abrir el local en el pueblo. También leímos el informe del Ararteko, recabamos información de técnicos, de educadores, psicólogos, pedagogos y profesores. Gente que sabe que la solución que pretende la Diputación no va a dar resultado.
Cuando ustedes comenzaron las movilizaciones, la Diputación afirmó que seguiría adelante con el proyecto.
Recuerdo que salió Rabanera diciendo que no pasaba nada, que eran chavales sin delitos, que son pobres inmigrantes y que confiaban en convencernos a los del pueblo para que cambiáramos de opinión. Él sabe que tienen una patata caliente. No nos negamos a escuchar lo que Ainhoa Domaica nos quiera decir, pero no va a conseguir que demos nuestro brazo a torcer. El problema es que Jesús Berganza parece que no se atreve a decir un no rotundo, a pesar de que se ha adherido a nuestro rechazo. Viene la diputada a ofrecer una reunión en la que pretende atendernos por separado para dividirnos, y lo acepta, estando nosotros en contra.
¿Miente la Diputación al afirmar que son menores no conflictivos?
No es que mienta, digamos que lo adorna. Hablar de inmigrantes conflictivos significa racismo, y el pueblo de Pobes no manifiesta su racismo, sólo manifestamos que nos están repitiendo un proyecto que no ha funcionado en ningún otro sitio, pese a que digan que no son gente conflictiva. Primero, a estas personas hay que integrarlas en la ciudad, donde tienen los medios necesarios. Segundo, decir que estos chavales en año y medio no han provocado ningún incidente no vale, porque ya sabemos que no han cometido ningún delito pero, ¿cuántas faltas han tenido? Porque nosotros hemos preguntado a vecinos y a propietarios de bares de la zona de la Cruz Roja y nos han dicho que en alguna ocasión sí ha tenido que acudir la Ertzaintza. Todos sabemos que los adolescentes son rebeldes por naturaleza, pero aquí se da la circunstancia de que éstos no tienen un padre que les estire de la oreja. Los monitores pueden decirles algo, pero si se pasan enseguida les tachan de racistas, por lo que tienen las manos atadas. Estos chavales saben más de leyes que cualquiera de nosotros. Si crean algún problema en el pueblo, para cuando la Ertzaintza o los Bomberos vengan ya habrá pasado demasiado tiempo. Si en lugar de poner a esta gente nos trajeran a doce negritos de los que vienen en una patera y los meten aquí, pues a esos igual se les puede insertar.
¿Sienten que el Ejecutivo de Rabanera quiere encontrar una solución rápida a esta cuestión antes de que se le vaya de las manos?
Yo llegué a pensar que esto se estaba convirtiendo en un circo, en el que cualquiera daba su opinión al respecto sin tener la información necesaria. Pero tenemos el apoyo de todos los grupos políticos, quitando el Partido Popular. Desde la plataforma admitimos que los políticos nos echen una mano, pero no queremos que se politice el tema. Las declaraciones de Rabanera y Domaica son declaraciones desde la fuerza del que manda, y saben que si ceden ahora no van a lograr instalar el centro ni en Salvatierra, ni en Lantarón ni en ningún otro sitio. El proyecto no es bueno, así que hasta que no lo cambien no van a poder hacer nada. Que un pueblo de 500 personas se enfrente a toda una Diputación es como una mosca cojonera, es David contra Goliat. El coste político de 500 habitantes es muy pequeño, y estoy convencido de que la Diputación pensaba que en Ribera Alta lo tendría todo mucho más fácil.
¿Hasta dónde están dispuestos a llegar para frenar el proyecto?
Hasta todo, estamos dispuestos a cortar la carretera, llamar la atención de cualquier forma o manifestarnos constantemente. Si nadie nos ofrece argumentos objetivos para convencernos de lo contrario, a la brava estamos dipuestos a no dejar instalarlo bajo ninguna circunstancia.
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