Crisis institucional en Francia por el rebrote de la violencia en las ´banlieues´

El presidente del Tribunal de Casación pide el amparo de Chirac ante las críticas de Sarkozy

La Vanguardia, 22-09-2006

A poco más de un mes del aniversario del inicio de la revuelta de las banlieues, en otoño pasado, la violencia en los barrios periféricos de las ciudades francesas vuelve a estar a la orden del día. El aumento de la violencia enlos últimos meses ha enfrentado al ministro del Interior con el poder judicial, abriendo una grave crisis institucional.

LLUÍS URÍA – Corresponsal PARÍS

Los actos de violencia gratuita, protagonizados por menores, se han incrementado más de un 10% en el último año
.- Un año después de la grave revuelta de las banlieues,que el otoño pasado puso contra las cuerdas al Gobierno francés, la situación no sólo no ha mejorado, sino que ofrece síntomas de ir a peor. El agravamiento, constatado en los últimos meses, de la violencia en las barriadas periféricas de las grandes concentraciones urbanas – principalmente de París- ha disparado la alarma y ha encendido el debate político en Francia, abriendo un serio enfrentamiento institucional entre el poder político y el judicial.

El conflicto ha sido desatado por unas duras declaraciones del ministro del Interior, el impulsivo Nicolas Sarkozy, quien el miércoles acusó a la justicia de “dimitir” y dar muestras de “debilidad” ante el problema la delincuencia. Ayer, el presidente primero del Tribunal de Casación – equivalente al Tribunal Supremo español-, Guy Canivet, rechazó las acusaciones del titular de Interior, que calificó de “nuevo atentado contra la independencia de la autoridad judidial”, y pidió, en un gesto sin prededentes, una entrevista con el presidente de la República, Jacques Chirac, para solicitar formalmente su amparo.

Todas las asociaciones profesionales de jueces y magistrados condenaron las afirmaciones de Sarkozy. La situación llegó a tal punto de caldeamiento que el ministro de Justicia tuvo que salir al paso y defender la labor de jueces y magistrados. El propio primer ministro, Dominique de Villepin, se preocupó de subrayar, tras una reunión convocada de urgencia para tratar el asunto, el “compromiso de los cargos locales, prefectos, magistrados y fuerzas del orden contra la delincuencia”.

El ministro del Interior centró sus acusaciones en el tribunal de Bobigny, sede judicial del conflictivo departamento de Seine-Saint Denis, al norte y este de París – donde se fraguó la revuelta del año pasado-, después de que se difundiera un demoledor informe del prefecto de este departamento, Jean-François Cordet, en el que alertaba de la peligrosa degradación de la situación. Y coincidió con una acción particularmente violenta, aunque en otro departamento: la brutal paliza que recibieron dos policías antidisturbios – uno de los cuales resultó gravemente herido- tras ser emboscados por una veintena de jóvenes enmascarados en una cité de Corbeil-Essones, al sur de París.

El informe del prefecto de Seine-Saint Denis, con fecha del 13 de junio, ha puesto el dedo en la llaga, al constatar un aumento del 7,6% del número de delitos durante el primer semestre del año, con un incremento especialmente acusado de la violencia contra las personas (de un 14,1%) y de los robos con violencia (de un 22,6%), en paralelo a una mayor presencia de menores de edad entre los autores (el 70% en este último tipo de delitos), lo que – en su opinión- se debe a la generalización de un “sentimiento de impunidad”. Nada que desentone mucho de la situación en el conjunto de Francia, donde en el último año – de agosto a agosto- las agresiones físicas contra las personas han aumentado un 6,7% y los actos de violencia gratuita – esto es, sin ánimo de robo- han subido un 10,2%, según el Observatorio Nacional de la Delincuencia. La situación es especialmente grave en 28 departamentos.

El informe de Cordet, aplaudido por diversos alcaldes del departamento – tanto de derecha como de izquierda-, es muy crítico con el funcionamiento de la justicia, a quien censura por no estar “a la altura de los problemas”. Así, destaca que de 1.651 menores presentados por la policía ante al tribunal de Bobigny en el 2005, sólo 132 fueron encarcelados (de los cuales, sólo uno a causa de los disturbios del otoño). También deplora la disminución de efectivos policiales en algunas poblaciones y subraya que el apoyo de los antidisturbios (CRS) no basta.

El prefecto llama asimismo la atención sobre la infiltración del islamismo radical entre los más jóvenes, aprovechando el descontento causado por la situación social, caracterizada por un elevadísimo paro. “Estas edades están siendo hoy fuertemente trabajadas por el islam y sin duda el más integrista”, dice el prefecto, quien relaciona a los “barbudos” con los periódicos focos de agitación que se detactan en las barriadas. “Desde mi llegada he constatado en los barrios, y ahora de forma abierta en los lugares públicos, particularmente en los centros comerciales, una multiplicación de las mujeres completamente tapadas. Eso no parece, por otra parte, sorprender a nadie”, se lamenta.

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