Tahar ben Jelloun novela la inmigración en el libro 'Partir'

El Periodico, 22-09-2006

Tahar ben Jelloun novela la inmigración en el libro ‘Partir’
• La obra relata el día a día de los traslados clandestinos de marroquís por el Estrecho
Tahar ben Jelloun, ayer, en Barcelona. Foto: ALBERT BERTRAN

CRISTINA MERINO
BARCELONA




El Café Hafa de Tánger es el escenario en el que cada noche los jóvenes marroquís se sientan a fumar kif y contemplar las luces de Tarifa. Están al alcance de la mano. A 14 kilómetros. Les esperan. Su única salida es emigrar. Al precio que sea. Con esta realidad que aparece a diario en los medios de comunicación Tahar ben Jelloun (Marruecos, 1944) ha construido la ficción Partir, que se publica ahora en catalán (Empúries) después de que El Aleph lo hiciera en castellano. Es una obra en la que la inmigración clandestina se presenta como testimonio de la crueldad.
Azel, protagonista de la novela de Ben Jelloun es un joven licenciado en Derecho que no encuentra salida al desempleo y al hastío que dominan el Marruecos de Hassan II. Conoce el riesgo de las pateras. Enterró a uno de sus primos. Aun así, su único objetivo es partir, por lo que no se lo piensa cuando recibe la oferta de Miguel, un español rico que, enamorado de él, le propone viajar a Barcelona. “Se trata de un personaje nuevo en la literatura de la inmigración que lleva en si toda la violencia y el dolor que implica dejar tu país”, desvela Ben Jelloun, que lleva a su protagonista por el camino de la autodestrucción y del abandono de sus valores y su dignidad.
Como el joven Azel, todos los personajes que pueblan la novela siguen parecido camino. Su hermana Kenza y Malika, una niña que trabaja pelando gambas para una empresa holandesa. “Malika es una metá –
fora de la injusticia total, el testimonio más trágico y la víctima de un sistema de desarrollo inhumano que oficialmente no existe”, denuncia Ben Jelloun.
Son todos ellos víctimas de la corrupción, de la desesperación económica, de la violencia. En sus países de origen y en la España que esperan les acoja con los brazos abiertos “por proximidad geográfica, histórica y también cultural”. Pero tal como relata con lucidez Ben Jelloun, “España no es una persona, no puede esperar a nadie”.
Como recuerda el autor en la novela, hace 50 años, durante la dictadura franquista, fueron muchos los españoles que emigraron a Marruecos, “y lo hacían también en pateras, aunque entonces la palabra no existía”. La indiferencia que mostraron hacia ellos entonces es la misma que mostramos hoy ante los cientos de inmigrantes que mueren en el estrecho y en cuyas lápidas figura solo una cifra. El racismo es el mismo. “Y no es solo por motivos económicos. Es ignorancia, es el miedo que provocan las multitudes. Y en el caso del rechazo al moro hay también algo histórico. Es un racismo con cinco siglos de historia, anacrónico, y al cual España no ha dedicado tiempo para analizar y luchar”.
Pesimista, “porque la realidad no ofrece ningún signo para lo contrario”, y “muy duro con Marruecos porque lo amo”, Ben Jelloun ha recurrido a la ficción porque “permite testimoniar y nunca nos deja indiferentes como un telenoticias”.

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