"Hay que suprimir el adjetivo ilegal ligado a la inmigración"

Diario de Noticias, 22-09-2006

san sebastián. Queda claro desde los títulos de crédito: Ghosts , la película que inauguró ayer la sección a concurso del Zinemaldia, cuenta una historia basada en hechos reales. 23 inmigrantes ilegales llegados de China murieron en febrero de 2004 ahogados cuando marisqueaban en la bahía británica de Morecambe.

A diario suceden historias como la que narra Ghosts . De hecho, los protagonistas del filme fueron también inmigrantes ilegales que se enfrentaron a las mafias que trafican con personas y a funcionarios corruptos.

Es el caso de Ai Qin Lin, que interpreta al personaje principal de la cinta. Ella también llegó de forma ilegal a China, donde realizó trabajos similares a los que desempeña en la película. También convivió hacinada en un piso junto a compatriotas emigrados a Reino Unido.

En la película aparece recogido el momento en el que la protagonista del filme se encuentra, en la ficción y también en la realidad, con su hijo Bebe y su familia. “Como mi personaje, hacía años que no los veía. Los echaba de menos, y eso fue de gran ayuda para interpretar el papel”, afirmó en la rueda de prensa de ayer. Al principio, la joven rehusó participar en la película, pero finalmente aceptó el papel protagonista. “Y cada vez que veo la película revivo aquellas sensaciones. Jamás lo olvidaré”.

Broomfield, habitual del género documental, ha mantenido ese tono para filmar una película que aborda de manera cruda y directa el drama de la inmigración ilegal, cuestión a la que él se refiere en términos de “esclavitud moderna”. “Nos damos palmaditas en la espalda, contentos porque hemos superado la esclavitud tradicional, pero la situación actual es igual de extrema”, aseguró. Además, consideró que “habría que suprimir el adjetivo ilegal pegado a la palabra inmigrante”, pues “sea legal o ilegal”, las condiciones del inmigrante son similares.

El cineasta aludió al compromiso que deberían adquirir los consumidores, pues las grandes cadenas de supermercados son las principales beneficiarias de la explotación a la que son sometidos los inmigrantes. “Hasta que no haya una legislación que impulse unas adecuadas condiciones de la mano de obra inmigrante, el consumidor debe implicarse en este proceso”, sostuvo.

La periodista de The Guardian , Hsiao – hung Pai, ha realizado diversas investigaciones sobre la inmigración en Gran Bretaña y sus artículos han dado pie a la trama de la película. En su opinión, “los gobiernos ilegalizan la inmigración” y en el caso británico existe “falta de protección hacia los inmigrantes”.

el drama continúa Según explicaron los responsables de la película, muchos de los allegados de los 23 fallecidos continúan luchando para pagar a las mafias de prestamistas el dinero del viaje que sus familiares emprendieron en 2004. “El Gobierno británico se ha negado a asumir cualquier tipo de responsabilidad, incluida la económica”, censuró el director.

Por ello, el director Nick Broomfield ha abierto un fondo (www.ghosts.uk.com ) para que los espectadores que lo deseen ayuden a las familias con sus aportaciones económicas. Además, el realizador confía en que la película sirva para reconocer la “codependencia” de la ciudadanía británica y los 3 millones de trabajadores inmigrantes que “son el motor de la economía” del país. >j.g.a.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)