El Gobierno se prepara para una larga negociación de meses con Senegal

Dakar rechaza firmar un acuerdo de repatriación y advierte que no se dejará convencer tan fácil como Mauritania Son reacios a «ceder soberanía» con patrulleras conjuntas

Diario Vasco, 22-09-2006

MADRID. El Gobierno se prepara para una larga negociación con Senegal, a quien trata de convencer de que impida la salida de oleadas de inmigrantes. Pese a la ofensiva diplomática de agosto y septiembre, incluidas las visitas a Madrid y Dakar de los dos ministros del Interior, el Ejecutivo del país africano rechaza suscribir un acuerdo de repatriaciones y no ha logrado reducir las salidas de cayucos desde su litoral, donde, según los informes de la Guardia Civil, campan a su aire las mafias de inmigración.

«Con Senegal está costando culminar las bases de la confianza», dijo el presidente José Luis Rodríguez Zapatero el pasado miércoles en el Senado. Su afirmación confirmó lo que varios altos cargos de Exteriores, Interior y Trabajo venían advirtiendo desde que la pasada primavera comenzaran las avalanchas de cayucos: cerrar un acuerdo con Senegal para las repatriaciones y el control de fronteras va a ser mucho más difícil que con Mauritania, que se avino a un acuerdo en cuestión de días.

Según los enlaces de Exteriores e Interior, varias fueron las claves de aquella negociación que disminuyó la presión migratoria de inmediato: España mantiene importantes relaciones comerciales con Mauritania – como fosfatos o pesquería – con las que presionar; en los puertos mauritanos no había tantas barcazas como en Senegal y, sobre todo, la inmensa mayoría de los inmigrantes que partían de Nouabidú no eran mauritanos.

Con Senegal, señalan en Interior, la situación es «bien diferente» . Las autoridades de Dakar sólo admitan con «cuentagotas» las repatriaciones. «Cada avión que despega con destino a Sant Louis requiere una ardua negociación», dicen responsables policiales. La opinión pública de aquel país, con periódicos muy influyentes, ha criticado las primeras repatriaciones.

Las relaciones diplomáticas y económicas con Senegal, «país francófilo», eran casi inexistentes hasta este año y las autoridades son muy reacias a «ceder soberanía» con patrullas conjuntas. Además, la mitad de los pasajeros de los cayucos son senegaleses.

Muestra de las dificultades con las que se han topado los negociadores españoles en sus primeras gestiones son las «desmesuradas peticiones de material» de Senegal para intensificar los controles: varias patrulleras de altura de más de tres millones de euros cada una, decenas de quads, motos acuáticas y motocicletas de alta cilindrada. COLPISA

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