El guionista Guillermo Arriaga y el director Alejandro González Iñárritu siguen adelante con su portentosa filmografía de vidas cruzadas. ‘Babel’, proyectada ayer en la jornada inaugural de la sección Zabaltegi – Perlas de otros festivales, pone fin a la trilogía que sobre la incomunicación y el dolor iniciaron juntos con ‘Amores perros’ y ‘21 gramos’.

El realizador mexicano calificó ‘Babel’ como «una película sobre la pérdida de la compasión». «El género humano está perdiendo capacidad de compasión para con sus semejantes por culpa de los prejuicios», comentó.

Detrás, queda el dolor, nudo unificador de la especia. «Es que las cosas que nos hacen felices pueden ser muy distintas… pero lo que de verdad nos hace infelices a todos es el dolor».

Rodada en Japón, Marruecos, México y EEUU, y con Brad Pitt y Cate Blanchett como estrellas, ‘Babel’ navega entre culturas, gentes y situaciones diversas hiladas con maestría por los ‘sastres’ Iñárritu y Arriaga.

Defensor a ultranza de lo diverso frente a lo unívoco, el realizador evoca el problema mundial de la emigración, y lo sitúa en el centro el mensaje político implícito en su película: «Los gobiernos han decidido que hay que parar la emigración, y eso es una estupidez… La emigración es diferencia, y yo creo que hay que honrar la diferencia», apuntó. Pero el verdadero mensaje político estaba por llegar: «Los gobernantes están obsesionados con las fronteras, pero las verdaderas fronteras están dentro de nosotros, y cuanto más viejos nos hacemos, más altos se hacen los muros. Además, desde el 11 – S hay como una paranoia del imperio y la otredad».