Aguirre desintegra a Simancas
El líder socialista no consiguió imponerse a Esperanza Aguirre pese a
La Razón, 22-09-2006Madrid – La primera refriega preelectoral de entidad no ha defraudado.
Aguirre se dejó en casa las formas del discurso plano que le acompañaron
el martes y acudió a la segunda jornada del Debate sobre el Estado de la
Nación dispuesta a bajar a la arena, remangarse, a ir, como coloquialmente
se dice, con el «cuchillo entre los dientes». Su contrincante, el líder
socialista, Rafael Simancas, tal vez consciente de que el de ayer sería el
único cara a cara televisado que tendría para las elecciones de mayo,
mantuvo las formas; vamos, que no entró en las habituales
descalificaciones e incluso aportó propuestas concretas. Pero, pese «al
esfuerzo», no consiguió que Aguirre doblase la rodilla.
El
tercero en discordia en la sesión de ayer, Fernando Marín, el portavoz de
IU, pese a andar ya de retirada a sus cuarteles de invierno – por aquello
del equilibrio interno de fuerzas de los partidos – se empleó con dureza,
aunque siempre mantuvo las formas exquisitas que le caracterizan.
Buen coche, mal conductor
El primero en subir al
estrado fue Marín, con quien Aguirre tuvo un par de «agarradas», nada
serio. Pero el plato fuerte era Simancas y Aguirre. Al mediodía el líder
socialista se subió al estrado y trató de dibujar una imagen de Madrid, de
una región a la que no se le saca el máximo partido. «Tenemos el mejor
coche, pero no tenemos al mejor conductor», aseguraba al comienzo como
idea central de su intervención.
Acusó a Aguirre de buscar la
confrontación por la confrontación con el Gobienro central y con otras
regiones. El motivo, según Simancas, colocarse lo mejor posible para
suceder a Rajoy. Pese a todo, no pudo evitar caer en lo que ha sido su
labor de oposición a lo largo de estos tres años, es decir, a las
continuas acusaciones de corrupción relacionadas con el mundo del
urbanismo. «Tres años de mantener pulsos por encima de la mesas con todo
el mundo y tres años de hacer favores por debajo de la mesa a los más
poderosos», le espetó sobre su gestión en la legislatura. Pintó una
situación catastrofista de los servicios públicos. Le reprochó la
privatización de los ocho nuevos hospitales, pasó de puntillas por el
conflicto del hospital Severo Ochoa de Leganés, mientras negaba que se
cumpliese el compromiso de los 30 días de lista de espera para una
operación. No mejoró mucho más su imagen en la Educación . Acusó a los
populares de alentar la xenofobia creando la imagen de
inmigrante – delincuente. A estas alturas ya andaba suelto. Su visión sobre
el urbanismo la refleja esta frase: «El mercado de la vivienda es un
mercado enfermo, secuestrado y manipulado por los especuladores con la
complicidad y el amparo del Gobierno». La presidenta tomaba notas desde su
escaño. Simancas remató su discurso con cinco propuestas: elevar el gasto
educativo un 25%; revisión de los contratos de construcción y puesta en
marcha de los nuevos hospitales; redacción de un Plan Regional de
Estrategia Territorial para el urbanismo; acuerdo de movilidad entre las
tres administraciones y acuerdo de convivencia. En la réplica, Aguirre
subió con ganas. Lamentó el catastrofismo dibujado por Simancas y contestó
a las acusaciones de hacer autobombo con la publicidad institucional con
ejemplos de cargos socialistas. Lo llevaba preparado y se crecía por
momentos. Defendió su gestión educativa y sanitaria, así como la
urbanística arrojando a la cara de su contrincante la gestión del PSOE en
Marbella, en Castilla – La Mancha con los 313.000 pisos de Seseña, la
retirada de las competencias urbanísticas del alcalde de Aldea del
Fresno… Remató su intervención invitándole a que el Gobierno lleve a
cabo sus propuestas, como la del transporte gratuito para todos.
En
la dúplica, Simancas puso una sonrisa forzada para aliviar el chaparrón.
Se rehizo bien y le reprochó que de las 17 leyes propuestas tan sólo haya
aprobado tres. «Su problema es que no cree en los servicios públicos,
salvo para determinados negocios».
Mejor gestionado por privados
Le reprochó que la Comunidad tenga que pagar un alquiler por el uso de los
siete nuevos hospitales y criticó duramente lo que definió como
«chequemiseria». Abundó en el tema de la confrontación con el Gobierno por
sus intereses de partido y remató su intervención con el urbanismo, al
invitarle a denunciar los casos de corrupción.
En su dúplica,
la jefa del Ejecutivo Autonómico rebatió las acusaciones de Simancas. Le
dijo que si no había cerrado más acuerdos se ha debido a que el PSOE no ha
querido; exigió el dinero descontado del IRPF y explicó que cree que un
servicio público es más eficiente cuando lo gestionan manos privadas.
Remató su alocución contestando a la invitación: «Llevo 23 años en
política y nunca he tenido que decir que soy decente. Todo el mundo sabe
que lo soy».
Previamente a la confrontación Simancas – Aguirre,
se produjo la que enfrentó a la presidenta con el portavoz de IU. Marín
denunció lo que a su entender son los «problemas reales» de los
madrileños. Le reprochó el elevado índice de contratos precarios, el
urbanismo desmedido y el haber sido incapaz de aprobar una nueva ley del
Suelo. «Usted ha inventado una vivienda protegida para rentas altas».
Respecto al Metro, dijo que va siempre acompañado de la «especulación
urbanística» y le acusó de incrementar la recaudación fiscal 35,5%. Remató
su intervención despidiéndose de los diputados, ya que no estará en la
Asamblea de Madrid en la próxima legislatura. Aguirre, que fue la única
que se puso en pie, le correspondió con sus aplausos. Pero previamente, la
presidenta trató de rebatir los argumentos de Marín. Defendió la anunciada
bajada de un punto en el IRPF, ya que, según dijo, la medida va a
beneficiar a 2.800.000 contribuyentes. Negó que llevase a cabo un
«urbanismo depredador, ya que sólo el 9,4% del PIB. Un punto menos que la
media de España.
Finalmente, el portavoz popular, Antonio
Beteta, cerró el debate defendiendo a capa y espada la gestión de
Esperanza Aguirre, mientras arremetía duramente contra los socialistas. El
próximo Debate sobre el Estado de la Región será en 2008, pero antes habrá
que celebrar unas elecciones en 2007. El de ayer fue sólo el pistoletazo
de salida oficioso de una larga precampaña que PP y PSOE prometen pelear
por cada voto a cara de perro.
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