EL fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Navarra ((TSJN) quiso cursar ayer un «mensaje de tranquilidad» a los ciudadanos, porque, si bien en 2005 el mayor aumento de la delincuencia de todo el país lo registró la Comunidad foral, este año las diligencias abiertas «van en un ritmo inferior al año pasado».

La Fiscalía General del Estado expuso el lunes que, el año anterior, la delincuencia había aumentado en Navarra un 17%, dato alquitarado ayer aquí en la apertura del año judicial por el fiscal jefe, para quien «quizá el índice de criminalidad no sea tanto como parece», si se analiza la elevada cifra de denuncias por accidentes domésticos y de circulación, sustracciones y pérdidas.Pero tanto el presidente del TSJN como el fiscal jefe se refirieron al aumento de la delincuencia juvenil, que “causa una profunda desazón» y exige análisis reflexivo tanto a los poderes públicos como a las familias. Según los informes de las diversas policías, en especial la municipal, existen en Pamplona entre 5 y 8 bandas organizadas, con nombres y normas escritas, formadas sobre todo por jóvenes iberoamericanos y «potencialmente peligrosas”.

Hasta ahora, se había negado la existencia aquí de tales grupos, cuyas acciones han adquirido en los últimos meses notoriedad pública por su especial gravedad. Agresión con arma blanca, golpes y sustracción de teléfono móvil, hechos «propios de un delito de homicidio en tentativa». El fiscal instó a no confundir bondad con debilidad y a no mirar a otro lado, sino a encarar sin dilación este problema, todavía incipiente: «ahora es el momento de atajar su actividad».

De modo que, si las estadísticas generales de delincuencia admiten alguna reconsideración, las bandas juveniles son una realidad innegable, que debe tratarse con rigor eficaz.