¿Quién vota a los neonazis alemanes?

Se han anclado en las regiones ex RDA, muy deprimidas Son

La Razón, 19-09-2006

Berlín – La llegada del neozani Partido Nacional Democrático (NPD) al
Parlamento regional alemán de Mecklemburgo – Antepomerania ha puesto los
pelos de punta a propios y extraños. No se trata de un acontecimiento
anecdótico y aislado, a la vista del 7,3 por ciento de votos cosechado y
de que los neonazis se encuentran ahora representados en cuatro cámaras
regionales. Los expertos advierten que la tendencia se debe a una
combinación de razones y piden a la clase política y también a la sociedad
civil que asuman responsabilidades. Éstas son las claves del auge de la
extrema derecha.
    El paro, una losa social
   Los estudios realizados el domingo por el instituto demoscópico
Infrates Dimap confirman que la mayor parte de los votantes del NPD son
hombres con niveles bajos de estudios y se encuentran entre los 18 y los
24 años, con un 17 por ciento de apoyo, porcentaje casi idéntico al que el
partido ultraderechista logró entre los desempleados. Y son muchos los que
pertenecen a esa categoría en el «land» con la mayor tasa de paro de
Alemania, que se dispara hasta el 26 por ciento en algunas
circunscripciones.
   No hay perspectivas de que la situación cambie,
por lo que eslóganes como «Futuro en vez de oficina de empleo» o
«Bienvenidos los turistas, fuera los falsos asilados» son bien recibidos.
Y es que el 51 por ciento de los ciudadanos de Mecklemburgo cree que «el
NPD no soluciona los problemas, pero al menos los llama por su nombre».
    Voto de protesta
   Y más aún después de que en
los últimos ocho años gobernara en el Estado federado del noreste una
alianza del Partido Socialdemócrata (SPD) y los postcomunistas del PDS.
Los habitantes tienen la sensación de que ni ellos ni la gran coalición de
conservadores y socialdemócratas que ocupa el Ejecutivo nacional ha
cambiado las cosas. Así que muchos ciudadanos decidieron quedarse el
domingo en casa, elevando la abstención hasta el 59,2 por ciento, o emitir
un voto de protesta. Y qué mejor castigo para los grandes partidos que
apoyar precisamente a aquéllos que los demócratas condenan.
    Cambio de estrategia
   Para algunos
habitantes del Este, además, la ultraderecha no está demonizada. En
tiempos de la República Democrática Alemana (RDA) no se abordó el pasado
nazi de forma tan exhaustiva como en Alemania occidental, puesto que se
consideraba un problema ajeno. A eso se le añade un cambio de estrategia
del NPD, que en los últimos años ha dejado de lado las cabezas rapadas y
las botas militares. En su región, Sajonia, el NPD cuenta con escaños
desde 2004 gracias, en parte, a esa dulcificación engañosa. El mensaje,
eso sí, continúa siendo el mismo: los extremistas abogan por un «Estado
nacional» reservado a los alemanes. Los extranjeros serían devueltos a sus
países de origen o sometidos al interés general de la comunidad. Un
programa que recuerda demasiado al de Hitler, a pesar de que los actuales
neonazis no menten nunca ese nombre.
    Llenar vacíos sociales
   «Quizás sean los únicos que ofrecen algo, la juventud en algunas zonas no
tiene otras opciones que reunirse en los locales del NPD» o acudir a los
conciertos de música que ellos organizan, explica Angela, una traductora
nacida en la ciudad germano – oriental de Leipzig, que recuerda su juventud
y concluye que «hoy en día apenas ofrecen actividades en el tiempo libre
que no sean por dinero». De niña, ella practicaba atletismo y natación en
un club que le costaba treinta céntimos al mes. Hoy, las clases de fútbol
cuestan sesenta euros mensuales por hijo, y ella tiene tres. La falta de
estructuras sociales salta a la vista en muchos pequeños pueblos
germano – orientales, que pierden habitantes a un ritmo peligroso y se
enfrentan el duro invierno con pocas posibilidades de ocio.
   

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