OPINIÓN // EL MIRADOR

Zapatero, contra las tripas

El Periodico, 18-09-2006

Joan Tapia

Fin de vacaciones. La ejecutiva del PSOE se reencontró el día 4 en Ferraz. Y se desayunó con el Pulsómetro. Ambiente agridulce. El PSOE sacaba 5 puntos al PP, que no remonta. Pero la nota de Zapatero era un aprobado raspado, y el saldo de opiniones positivas sobre el Gobierno caía a la mitad (de 16,8 a 8 puntos).
La clave: la oleada de cayucos que disparaba la preocupación por la inmigración. Primer problema ya para el 64,3% de los españoles, el doble que en mayo. Aquella tarde la fiel vicepresidenta dijo la frase que cambió el tono: “Quien entre ilegalmente, será más pronto o más tarde, pero saldrá”. El día 7 otra encuesta detectó que el 89% (!) creía que había demasiados inmigrantes. Enseguida Fernández de la Vega propuso un pacto para reformar la ley de extranjería, y Pepiño Blanco sentenció: “El mercado laboral no puede absorber a más sin papeles”.
Ayer, Zapatero avaló el cambio de tono pero justificó su política. La inmigración, dijo, “debe abordarse con cabeza, bastante corazón y nunca con las tripas”. Y subrayó que la inmigración es buena para la economía y para el superávit de 40.000 millones del sistema de pensiones. Pero, continuó, obliga a más políticas sociales para no perjudicar a los españoles. Y añadió algo así como “escuelas dignas, barrios seguros”. ¿Les suena? Defendió la legalidad: para entrar y para ser repatriado. Y la regularización de 600.000 inmigrantes, pactada con CEOE y sindicatos. El empleo ilegal, remachó, daña derechos de los trabajadores.
No había alternativa a la regularización. La demagogia de los que combinaban política laxista y discurso duro no es de recibo. Pero exigía medidas paralelas para frenar entradas. El efecto llamada es previo y más universal, pero los regularizados tienen parientes. La ley se debía haber endurecido antes. Es sonrojante que un ministro senegalés nos diga que el periodo de 40 días para repatriar o dejar en libertad es corto. Es ingenuo haber confiado en la eficacia inmediata de la UE. Y no haber llegado a acuerdos con Senegal como con Marruecos o Mauritania.
Zapatero presumió ayer de valiente en inmigración. Es verdad, pero Aristóteles dice que la valentía es el punto medio entre la cobardía y la temeridad. ¿No fue temerario al no tomar medidas que ahora se airean con precipitación? Algunos socialistas creían que a ellos no les pasaría lo que al PP. Pero hoy hay unos 500.000 sin papeles, 300.000 más que los que no pudieron acogerse a la regularización de Caldera.

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